La diferencia entre ellas es la actitud con que nos encaramos a la situación.
Resignación: Aceptación con paciencia y conformidad de una adversidad o de cualquier estado o situación perjudicial.
Implica derrota.” No hay más remedio”
Autoindulgencia: es el sentimiento de pena hacía uno mismo que experimenta un individuo en situaciones percibidas como adversas cuando dicha situación no ha sido aceptada y no se tiene la confianza o la habilidad para adaptarse a ella.
A efectos prácticos, es cuando nos permitimos “algo” por no oponernos a ello. Es una posición cómoda en el aspecto que no nos invita al cambio
“No pasa nada” Aunque interiormente sabemos “que sí pasa”
Aceptación: Acción de aceptar.
Aceptar: Recibir [una persona] voluntariamente algo que se le ofrece o propone.
Integrar que existen las diferencias y que pueden existir desde el respeto. Yo lo siento así, tu asa. Y ambos son válidos.
De los tres, el más dificultoso de conseguir es la aceptación, ya que implica un alto grado de desapego y no estamos acostumbrados a ello.
Aceptar es reconocer la validez de algo o alguien desde su diferencia, mientras que la resignación es soportarlo y la autoindulgencia es hacer la vista gorda.
¿Cómo podemos llegar a diferenciarlas y, realmente es conveniente hacerlo?
Cuando trabajamos en terapia una situación conflictiva en este aspecto, intento que el cliente se dé cuenta de los pensamientos, sensaciones y sentimientos que le acompañan. Cuando existe malestar, cuando aparece el dolor o la rabia aunque sean camufladas por un tono amable o por frases aparentemente inocuas, cuando el cuerpo reacciona con ciertos movimientos involuntarios o expresiones faciales que no coinciden con el lenguaje verbal, son indicativos de que no hay aceptación todavía.
La aceptación es ligera, nos permite vivir en armonía; con las otras dos no nos sentimos satisfechos.
Estamos acostumbrados a resignarnos ante lo que no nos gusta, desgraciadamente aun nos cuesta entender y apreciar la variedad. De manera inconsciente seguimos creyéndonos con derecho a conseguir lo que deseamos del modo que queremos. Olvidamos que nuestros congéneres tienen el mismo derecho y que la sana convivencia necesita de un acuerdo, no de una guerra. No existen ganadores ante la batalla, sólo hay sufrimiento.
Podemos permitirnos los errores (auto-indulgencia) y soportarlos (resignación), sin embargo apreciarlos como diferencias (aceptación) implica reconocer y dar espacio a la pluralidad, lo cual puede entrañar ceder en beneficio global.
Para llegar a aceptar en lugar de resignarse o ser autoindulgente simplemente hay que mirar al otro como me gusta ser mirado y antes, es conveniente y sano dejar de juzgarse uno mismo, ya que las diferencias supuestamente irreconciliables empiezan en mí. Así el primer trabajo consiste en conocerme más, integrando poco a poco mis diferentes facetas.
Por tanto, desde mi punto de vista, la respuesta a la pregunta es:
SÍ podemos llegar a diferenciarlas y SÍ es conveniente hacerlo, ya que es otro paso hacia el bienestar.
Si tienes alguna duda o quieres tratar algún tema en concreto no dudes en contactar conmigo por teléfono o correo electrónico.