Terapias gestalt » conflictos de pareja http://terapiasgestalt.es Terapia Gestalt barcelona Fri, 12 Jul 2013 17:56:06 +0000 en-US hourly 1 http://wordpress.org/?v=3.5.1 Cuando me enamoro. http://terapiasgestalt.es/cuando-me-enamoro/ http://terapiasgestalt.es/cuando-me-enamoro/#comments Mon, 29 Oct 2012 13:25:52 +0000 Terapias Gestalt http://terapiasgestalt.es/?p=1054


 Cuando me enamoro me pierdo a mí misma, dejo de ser esa mujer funcional que resuelve los avatares de la vida con más o menos acierto para convertirme en un ser apagado, sin iniciativa, que se amolda a los supuestos deseos de mi pareja.

Y digo ‘supuestos’ ya que muchas veces son simplemente invenciones o fantasías que he creado en mi mente y puede, incluso, que no coincidan para nada con las apetencias del otro.

Cuando me enamoro muere una parte de mí, que tan sólo renace cuando fallece el pretendido amor”.

enamorarseEl significado que encierran estos párrafos lo he escuchado con otras palabras y en bocas de personas de distintos sexos bastante a menudo.

¿Qué hace que el amor nos convierta en personas tan diferentes y alejadas de nuestra verdadera esencia? ¿Por qué el estar en pareja, en lugar de complementarnos, nos anula?

El motivo es simple, lo que llamamos amor es dependencia y, desde este lugar de carencia, una relación no puede funcionar.

Hay demasiadas personas que tienen la idea, más o menos consciente, de que sin pareja no son nada o que la vida sin compañía no tiene sentido ni merece ser vivida. Comparten el pensamiento de que la pareja es el eje central alrededor del cual gira su mundo y son capaces de hacer o “no hacer” cosas para mantenerla cuando la consiguen.

Con este “no hacer” me refiero a anularse como individuos, a perder la capacidad de reafirmarse en sus opiniones, deseos y prioridades. Por el afán de ser queridos, dejan de quererse a sí mismos.

“Se enamoró de mí cuando era una mujer alegre, divertida, que me valía por mí misma. Trabajaba, viajaba, me movía por la vida sin ayuda de nadie. Era capaz de resolver cualquier circunstancia sin necesidad de que nadie intercediese a mi favor. Cuando nos fuimos a vivir juntos no podía dar un paso sin su consentimiento o, al menos, sin consultar antes su opinión. Pendiente de sus deseos y necesidades, empecé a olvidarme de las mías y acabé convirtiéndome en su sombra. Él se fue alejando y mi alegría se convirtió en rencor”.

Para que una pareja funcione, ambos individuos han de seguir siendo personas independientes. Si, por conseguir compañía y amor, uno ha de sacrificar su trabajo, su criterio, su familia de origen, sus amigos, sus deseos, su capacidad de elección… Si por amor uno deja de ser quien es para pasar a ser parte del otro, eso deja de ser amor y se vuelve esclavitud.

La pareja es una faceta más de nuestra vida que no se debe priorizar por encima de ninguna otra. Si no eres capaz de vivir en compañía siendo tú mismo significa que no eres capaz de vivir contigo en soledad. Cuando aprendes a quererte y cuidarte dejas de necesitar a otro que lo haga por ti y es entonces, sólo entonces, cuando realmente puedes amar y compartir. Cuando dejes de buscar desesperadamente a “esa persona especial” que te complementará y te hará feliz, porque finalmente entiendas que nadie será capaz jamás de conseguirlo, es cuando estarás preparado para vivir en pareja. Nadie puede cubrir las carencias que arrastramos desde la infancia, ninguna pareja es capaz de tapar ese agujero.

La soledad hace que contactemos con esta carencia interna que nos aterra y que tan sólo nosotros somos capaces de llenar. Para amar hay que desapegarse y eso sólo se aprende perdiendo el miedo a la soledad.

Puedes aprender, nunca es tarde.

Si tienes alguna duda o te interesa tratar algún tema en concreto puedes contactar conmigo por teléfono o correo electrónico.

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Cuando ya no hay sexo. http://terapiasgestalt.es/cuando-ya-no-hay-sexo/ http://terapiasgestalt.es/cuando-ya-no-hay-sexo/#comments Tue, 02 Oct 2012 10:24:40 +0000 Terapias Gestalt http://terapiasgestalt.es/?p=994


¿Qué sucede en la relación de pareja cuando se da esta situación?sin sexo

Puede que la explicación que algunos de vosotros encontréis sea que, con el tiempo, la relación se vuelve más rutinaria y la pasión desenfrenada que os consumía al principio ha quedado ahogada por los quehaceres cotidianos y el cansancio.

Podría ser…

La disminución en la asiduidad de las relaciones y la desaparición del furor con el que antes los amantes se buscaban, podría ser perfectamente el resultado de la costumbre. Es bien sabido que el descubrimiento nos estimula e incita; la novedad excita ya que oculta las imperfecciones. Realmente, hasta que no conoces a una persona no te das cuenta de sus defectos y, en ese momento, la situación cambia;  si entran en juego otros sentimientos y otra química (ver “De la pasión a la ternura”) conseguiréis mantener el vinculo, aunque, eso sí, desde otro lugar más reposado.

Las personas enamoradas pueden parecerse a los niños con juguetes nuevos, al principio no pueden soltarlos, una vez ya han averiguado para qué sirven y cómo funcionan, pierden el interés.

Cuando lo novedoso pasa a ser parte de la cotidianeidad, el nivel de excitación desciende, pero no necesariamente tiene que perderse completamente. Lo que antes se conseguía de manera reactiva, a partir de este momento hay que trabajarlo.

Al principio de las relaciones, ambos miembros de la pareja suelen centrar gran parte de sus pensamientos diarios en el otro. Eso les mantiene en un constante “grado de ebullición”. Es como si tuviésemos una olla con agua caliente siempre en el fuego, ajustando de tal manera su temperatura que, en cualquier momento, con un simple giro del regulador del gas para darle un poco más de potencia, pudiese ponerse a hervir sin más espera.

Con el tiempo, se nos olvida poner la olla en el fuego y, entonces, cuesta mucho más tiempo preparar cualquier cosa. Ya no estamos predispuestos y el cansancio, el trabajo o cualquier rutina nos envuelven y “enfrían”.

La pasión a partir de cierto tiempo hay que propiciarla:

1-No hay que dar por sentado que el otro ya sabe que le queremos, hay que seguir dando muestras de amor; los besos y los abrazos deben seguir siendo habituales en cualquier momento y lugar. Decir “te quiero”, dar las gracias cuando es necesario, mostrar afecto y ternura de manera asidua, son grandes afrodisiacos.

2-Mandar SMS de vez en cuando para hacer sentir al otro que sigue formando parte de nuestro mundo aun cuando no estamos con él. Ilusiona y alegra recibir mensajes cariñosos, es otro puntito de gas que caldea el agua.

3-Sorpresas en general. Da igual si es recogerle en el trabajo, como que encuentre ya preparada una cena o un picoteo cuando llegue a casa, u organizar una cena íntima o con amigos a los que se desea ver hace tiempo, o un fin de semana en algún lugar romántico, o una escapada loca a hacer puenting. El hecho es que el otro se siga sintiendo movilizado por el amor.

4-Invertir un tiempo en hablar y escuchar. Antes, todo lo que salía por la boca de la pareja era absorbido con ansia. Este interés por las circunstancias, situaciones y vivencias de la otra persona ahora suele deslizarse a un segundo o tercer lugar de nuestras prioridades. Cuando nuestra pareja pasa a formar parte de nuestro quehacer cotidiano, deja de ser “uno” y se convierte verdaderamente en  “otro” y el egoísmo parece volver a la superficie.

5-Para que el amor perdure, hay que compartir, no solo convivir. Es conveniente tener objetivos y planes mutuos ya que ilusionan y unen.

6-Buscar aficiones y evasiones individuales para no saturarse y aburrirse de la mutua presencia. Es mejor tiempo de calidad que hastío en compañía. No es conveniente quererlo hacer todo juntos, cuando está claro que por muchas afinidades, objetivos o proyectos comunes que se compartan, cada uno es un ser individual con apetencias únicas. La pareja es una faceta muy importante en la vida del ser humano, pero no es la única y, si queremos centrar todo nuestro mundo en esa persona exclusivamente, podemos acabar por hartarnos o ahogarla.

Estas serían algunas formas de mantener activa la “olla” de nuestra pasión, serían el kit de herramientas básico que toda pareja debe llevar consigo a lo largo de toda su vida en común. Son los instrumentos que cualquier pareja sana puede utilizar por sí sola.

Si creemos que la relación funcionará simplemente por permanecer juntos y convivir bajo el mismo techo, nos equivocamos y aquí aparece realmente el problema al que me refería con la frase con que inicié el texto: ¿qué les sucede a las parejas cuyas relaciones sexuales son prácticamente inexistentes?, ¿hay algo más, a parte de la rutina, que lo propicie?

Sí, hay mucho más que la rutina. En una relación de pareja estable la pasión se estabiliza pero no se pierde. Cuando el apetito sexual prácticamente desaparece en uno o ambos miembros de la pareja, existe un problema y suele ser grave.

Si se tratase de personas cuya libido nunca ha sido muy activa, contemplaríamos la posibilidad de problemas individuales y, aunque pueda ser molesto e incluso motivo de separación, en realidad lo único que cambió es que las expectativas de salvación por parte del miembro más “activo” sexualmente han sido, finalmente, confrontadas con la cruda realidad: nadie puede salvar a nadie. Si tu pareja tiene una disfunción (impotencia, frigidez, eyaculación precoz o cualquier otro tipo de patología) tanto si es leve como grave, tu amor por sí solo no la curará, necesitará ayuda médica y/o terapéutica.

Si este adormecimiento de la libido se trata de un cambio drástico de actitud pasado un tiempo de relación,  es un síntoma claro de disfuncionalidad en la pareja; es decir, hay algo en el vínculo que se ha roto. Es difícil generalizar los motivos, como decía mi madre “cada casa es un mundo” y yo añado “y en cada mundo suceden miles de cosas”, pero en lo que no hay equívoco es en la evidencia de que existe un problema.

A veces, las personas no somos del todo conscientes de lo que nos sucede, sin embargo, nuestro cuerpo reacciona a esa circunstancia, situación o malestar y es lo que recibe el nombre de somatización.

La desaparición del deseo sexual es uno de los indicadores claves e indiscutibles de que aun no sabiendo conscientemente cuál es el problema específico con el que lidiamos, “haberlo, haylo”.

Ante una situación de este tipo no es conveniente esperar, la terapia de pareja puede ayudar a solucionar favorablemente el conflicto y, si no fuese ese el caso, al menos se conseguiría una separación lo menos traumática posible.

Cuando el cuerpo habla, hazle caso.

 

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¿Las mujeres confundimos sexo con amor? http://terapiasgestalt.es/las-mujeres-confundimos-sexo-con-amor/ http://terapiasgestalt.es/las-mujeres-confundimos-sexo-con-amor/#comments Mon, 03 Sep 2012 08:20:18 +0000 Terapias Gestalt http://terapiasgestalt.es/?p=954


Aunque parece que cada vez se están equiparando más  las actitudes de ambos sexos sobre el tema, aún existe una cierta tendencia a confundir los conceptos ante determinadas circunstancias.

Sexo o amorUna relación sexual esporádica es comúnmente aceptada como un encuentro pasajero que satisface a ambos participantes. Cuando estos encuentros se repiten entre estos mismos individuos, es probable que se creen confusiones o interpretaciones diferentes según el sexo de cada uno de ellos. Cuando no están de acuerdo en el motivo que les empuja a repetir, normalmente es la chica la que suele pensar que “hay algo más”, que no sólo es placer sexual lo que les une.

¿Hasta qué punto esto es una leyenda urbana? Naturalmente, no seré yo quien dé claves científicas totalmente irrefutables para corroborar o rebatir la hipótesis pero, como curiosa “investigadora amateur” del tema, pretendo colaborar aquí con algunas ideas  para favorecer la reflexión sobre ello.

En otro artículo, hablé sobre las hormonas que intervienen tanto en el enamoramiento como en el amor propiamente dicho (ver “De la pasión a la ternura”), retomaré aquí el tema hablando principalmente de una de ellas, ya que podría ser una de las causas (o así lo entiendo yo) de esta confusión (si es que existe): la oxitocina.

Recordemos: el enamoramiento es una pasión desenfrenada que, con el tiempo, quizás dará paso a una relación más tranquila y duradera a la que llamamos amor. Aunque muchas veces no es así y dos personas que han vivido un “tórrido” romance no llegan a establecer un vínculo afectivo duradero.

A veces, lo que se cree enamoramiento no es más que un destello de pasión sexual, el cual estaría regido principalmente por la dopamina, que sería la hormona que implica el placer y el deseo, mientras que la oxitocina sería la que establece el vínculo, con lo que experimentamos ese deseo y placer hacia una única persona. Desde mi “visión mundana” la dopamina sería promiscua mientras que la oxitocina sería monógama.

Por esta razón, una vez el cuerpo va calmándose, nos damos cuenta de lo que nos sucede realmente y volvemos a experimentar un mayor grado de lucidez, apreciando que, quizás, lo que llamábamos amor, no era realmente tal y, por tanto, la que consideramos pareja simplemente fue amante.

¿Pero qué sucede cuando los dos miembros de la pareja tienen visiones diferentes sobre el tema? Y lo que es más común: ¿por qué somos las mujeres las que creemos que era amor y no sólo sexo?

Mi teoría al respecto es que la segregación de oxitocina es mayor en la mujer que en el hombre y ahí radicaría el gran problema. Es una opinión totalmente personal basada en lo siguiente: si sabemos que el contacto físico en general estimula la secreción de oxitocina, hemos de aceptar que, en general, somos las mujeres quienes más contacto establecemos, tanto con nuestros familiares y amigos como con conocidos en general. Las profesiones más socializadoras suelen estar desempeñadas, sobre todo, por mujeres: maestras, cuidadoras o enfermeras entre otras.

La producción de oxitocina no sólo se estimula con el contacto humano, si no también con las caricias de nuestras mascotas. Alimentos como el chocolate y ciertos dulces también la propiciarían. También sabemos que la producción de oxitocina aumenta considerablemente con el embarazo y el parto; es gracias a ella que se establece el vínculo entre madre e hijo. Y, naturalmente, se genera en ambos sexos, tras el orgasmo en las relaciones sexuales. Como inhibidores nos encontraríamos el poco contacto físico y el estrés.

Si tenemos en cuenta estos ítems, de entrada, parece ser que las mujeres segregamos en general un poco más, ya que aunque estemos tanto o más estresadas que el hombre, en general lo compensamos con mayor contacto físico.

También es cierto que el mayor índice de “adictos al amor”, es decir, personas dependientes emocionalmente, lo representan las mujeres. (Es un trastorno que se relaciona con las emociones y la capacidad o calidad para establecer vínculos significativos con otras personas. El sujeto es controlado por su necesidad de la otra persona, y el intenso miedo a la pérdida y a la soledad contaminan el vínculo establecido en la pareja).

Por otro lado, si damos como válida la creencia de que el hombre es promiscuo por naturaleza, debido a la necesidad ancestral de repartir abundantemente su  “semilla” para asegurar la perpetuación de la especie, y de la monogamia de la mujer, como origen para favorecer la crianza, tendríamos otros aspectos más a favor.

Sea cierto o no este último apartado, la presión sociocultural sobre la decencia y la monogamia que aún seguimos arrastrando, por muy liberales que nos hayamos vuelto las mujeres en las últimas décadas, hacen que todo hombre que se interese por nosotras de un modo mínimamente constante y dispare nuestras hormonas haciéndonos sentir la llama de la pasión pueda convertirse, sin mucha racionalización a nuestros ojos, en nuestra posible pareja, más que en un compañero sexual muy satisfactorio.

Naturalmente que estoy generalizando y por supuesto que es una simple conjetura. No hay indicios científicos que conozca que apoyen totalmente mi visión de los hechos, pero… podría ser, ¿no?

Si te sientes identificada/o con todo esto, es bueno que te tomes un tiempo para reflexionar, pues seguramente tienes o tendrás problemas en tus relaciones, tanto esporádicas como de pareja. Un proceso terapéutico enfocado a trabajar el tema te beneficiaría.

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Separaciones tras el verano. http://terapiasgestalt.es/separaciones-tras-el-verano/ http://terapiasgestalt.es/separaciones-tras-el-verano/#comments Fri, 24 Aug 2012 11:04:12 +0000 Terapias Gestalt http://terapiasgestalt.es/?p=943


Parece ser que uno de los periodos del año en el cual aumentan las separaciones y los divorcios es tras las vacaciones estivales.

Tras haberse estado quejando durante meses por la falta de comunicación y el poco tiempo para compartir, ¿qué les pasa a las parejas cuando por fin pueden estar juntas después de haber estado todo el año corriendo casi sin contacto?Deseo estival

Compartir el tiempo y el espacio cuando la relación está muy deteriorada, en lugar de proporcionar una segunda oportunidad para solucionar los conflictos ya existentes, empeora la situación abocando a la pareja a buscar su disolución como tal.

Algunas parejas estaban convencidas de que el desasosiego era producto de la rutina cotidiana, de que su falta de comunicación era un simple fruto de la incompatibilidad horaria y de que la distancia entre ambos no era más que el resultado del cansancio.

En estos casos, una vez desaparecidos los “supuestos” inconvenientes, se evidencia la cruda realidad: la pareja está en crisis.

Es posible que se den cuenta de que no tienen nada agradable que decirse, que las posibles aficiones o proyectos comunes que alguna vez tuvieron hayan desaparecido, o que la mutua compañía no les satisfaga y la apatía les embargue. También es posible que las discusiones achacadas al estrés se sigan repitiendo ahora por motivos nimios, que vean las cosas de maneras completamente opuestas e irreconciliables y ambos se crean poseedores de la razón absoluta.

Otras parejas, conscientes de que su relación no funciona, quizás crean que la relajación estival puede ayudar a “cambiar actitudes”, propiciando el acercamiento y reavivando las brasas del amor y la pasión. Sin embargo, están  tan “quemados” y resentidos por la insatisfactoria situación que llevan arrastrando durante tanto tiempo  que, probablemente, tengan un gran listado de agravios recibidos, algo que les mantiene convencidos de que su implicación en todos los hechos desagradables no es más que una reacción “lógica y sensata”, resultado de las agresiones sufridas; por lo tanto, quien realmente debe “cambiar” de comportamiento es el otro. Dicen en voz alta que ellos “ya” ponen todo de su parte.

Este “YA” es como una espada, un hierro al rojo vivo que se introduce sin piedad en las entrañas del otro, ese “otro” que se siente igualmente agraviado y agredido.

Su actitud no cambia, simplemente están a la espera, ojo avizor, vigilantes, expectantes, dispuestos a señalar cualquier pequeña acción o palabra que confirme su aseveración de que “el otro es el culpable”.

Esta supuesta intencionalidad y predisposición para encontrar una solución con la que empiezan las vacaciones, no existe. Creen intentarlo pero, realmente, sólo desean confirmar su inocencia, liberarse de la responsabilidad que conlleva ser coparticipe del desastre al que se sienten abocados.

Sin ayuda, es muy difícil sobreponerse a esta “guerra de gallos”.

Las parejas sanas establecen lo que se llama una relación simétrica, es decir, una relación entre iguales donde, además de amor, existe cooperación y compañerismo. Jerárquicamente, ambos miembros son iguales, no hay uno más importante o superior al otro. Cuando aparece la competencia o la rivalidad es cuando estas relaciones se vuelven disfuncionales, dañinas.

El desequilibrio aparece cuando una acción tras otra se convierte en una guerra para demostrar quién es más o quién tiene la razón. Llega un momento en el cual no importa el motivo, simplemente están pendientes de demostrar su preponderancia por encima del otro. Es lo que se llama en terapia familiar sistémica “la escalada simétrica”.

Ambos están tan implicados y con tal caudal de resentimiento que por sí solos no pueden deshacer el círculo vicioso en el que se hallan inmersos. Por muy buena intención, por muchas ganas que tengan de conseguirlo, sin ayuda externa, imparcial y profesional, es imposible controlar esta dinámica; está ya tan instaurada en su funcionamiento cotidiano que parece tener vida propia y desatarse automáticamente.

Realidad¿Cómo se llega a esta situación? Plantear esta cuestión sería como hacer esa tan conocida pregunta de ¿Quién fue antes: el huevo o la gallina? Lo único cierto es que, sin saber cómo y sin darse cuenta, hay parejas que llegan a este punto sin retorno.

De todos modos, podríamos fijarnos en algunos aspectos que quizás nos ayudarían a no caer tan fácilmente en esta tela de araña:

1-Responsabilidad: Recordar siempre que el otro no nos hace nada; somos nosotros los que interpretamos como ataques algunas de las afirmaciones o algunos hechos. La otra persona simplemente dice o actúa según su momento, según sus necesidades y, cómo no, según sus deficiencias.

2- La relación es cosa de dos: Aunque este apartado realmente está incluido en el anterior, no está de más hacerle mención aparte para resaltar su importancia. Todo lo que sucede en la relación de pareja no es fruto de la actuación de uno solo de sus miembros. Tanto sea por acción como por omisión, tu implicación está asegurada; antes de aseverar tu inocencia recuérdalo. No eres culpable de nada, al igual que tampoco lo es tu pareja, pero ambos sois responsables de todo lo que os suceda.

3-Empatía: No hay que olvidar que la otra persona siente y padece como tú. Recuerda siempre que las mismas situaciones o palabras que a ti te duelen, suelen dolerle a tu pareja también. En este caso, deberíamos aplicar el mandamiento cristiano de “quiere al prójimo como a ti mismo” como “no le hagas al otro lo que no quieras para ti mismo”.

4-La confianza y las licencias que nos otorga: Del mismo modo que la confianza con nuestra pareja nos da la libertad de mostrarnos tal cual somos, sin tapujos ni ambigüedades, entraña un grave peligro y es que nos hace perder el control y apropiarnos del derecho a hacer comentarios sin ningún tipo de censura; estos, en lugar de ser críticas constructivas hechas desde el amor y con el objetivo de ayudar, se vuelven fácilmente afirmaciones mordaces y  destructivas. Decir lo que uno piensa a alguien con total confianza no nos da el derecho a escupir cualquier cosa,  porque las palabras duelen y se asientan en nuestro interior creando heridas llenas de resentimiento. Porque, a pesar de lo que muchos creen, las palabras no se las lleva el viento, sino que se asientan en el corazón cargándolo de hiel.

5-Confrontación asertiva: Por mucho que grites no tendrás más razón, ni tu pareja te hará más caso. Exponer las quejas o las desavenencias desde la calma y sin ataques personales, propicia el entendimiento mucho más que los gritos y las acusaciones. No es lo mismo decir: “para variar no has comprado las cosas de la lista que te di; solo piensas en ti mismo, eres un egoísta y estoy más que harta”, que expresarse de este modo: “me gustaría que hicieses la compra, te di la lista esta mañana para hacerlo; cuando se te olvida, me molesta porque imagino que no te preocupas por las cosas comunes y tengo la sensación de que me cargo con todo el trabajo de la casa. Me gustaría que me ayudases y lo hicieras”.

Desde este lugar se puede hablar, cambiar opiniones y llegar a acuerdos, ya que se habla del problema, no se ataca a la persona.

Para poder restablecer una relación sana de pareja es necesario un esfuerzo por ambas partes y sentir, todavía, un sentimiento amoroso el uno hacia el otro. Si, por el contrario, el amor terminó o no existe una verdadera voluntad de cambio, ni las vacaciones más maravillosas serán capaces de restaurarla.

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Ahora que nos casamos, nos separamos. http://terapiasgestalt.es/ahora-que-nos-casamos-nos-separamos/ http://terapiasgestalt.es/ahora-que-nos-casamos-nos-separamos/#comments Thu, 26 Apr 2012 08:53:36 +0000 Terapias Gestalt http://terapiasgestalt.es/?p=704


¿Cuántas parejas conocéis a las que les ha sucedido? Parejas que llevaban años conviviendo juntos de manera armoniosa y de repente, deciden formalizar legalmente su situación  y, al cabo de poco tiempo, rompen la relación.

Boda¿Qué ha cambiado?

Naturalmente cada pareja es única y sus propias vivencias determinan sus circunstancias y comportamientos, pero los estudios nos muestran la existencia de un determinado patrón al que podrían pertenecer muchas de ellas.

Existe aun hoy, en esta época de emancipación y liberalización de costumbres, el pensamiento escondido de que sigue sin ser lo mismo “vivir en pareja” que “estar casados”.

El que un documento oficial legalice una situación de hecho, hace que en algunas personas se disparen ciertos sentimientos y pensamientos:

1-Posesión: Es mi marido/mujer. Cambia el estatus; el otro, por el hecho de haber firmado un papel me pertenece y, por tanto, tengo derecho a relajarme y dejar de preocuparme por él/ella. Ya no es necesaria la conquista. El trabajo ya está hecho. “Llegué, enamoré y me casé”.

2-Hasta que la muerte nos separe. Aunque está estrechamente relacionado con el anterior y puede llegar a confundirse, la relajación que produce este pensamiento está  relacionada con el hecho de creer que solo la muerte puede romper el vínculo. Es una negación del principio: “nada es para siempre”.

Estos dos aspectos son compartidos por muchas parejas tanto “legalizadas”, como no, pero si es cierto que en algunas solo se despiertan cuando aparece la formalización.

Aunque la causa  principal de estas separaciones fulminantes suele ser el motivo por el cual se realizan estas bodas. Cuando esta decisión es un recurso, es cuando suelen estar abocadas al fracaso.

De manera inconsciente, uno o ambos miembros de la pareja pueden intuir, percibir o incluso darse perfecta cuenta, de que están en crisis  y se opte por la boda como una reafirmación o activación del sentimiento amoroso que parece estarse perdiendo. La equivocación consiste en querer remplazar un pensamiento por un sentimiento. En este caso, “querer no es poder”. Avivar el amor con un trámite burocrático no suele ser efectivo.

Cuando se toma una decisión, cuando se realiza un cambio significativo sin razones validas que lo justifiquen, lo más habitual es que el verdadero motivo no se ajuste a la solución tomada.

Si la relación se está deteriorando, la solución adecuada es trabajar para mejorarla; mediante la comunicación, y con terapia si es necesario.

Si el amor terminó, la solución es separarse, nunca casarse o tener un hijo.

Afrontar la realidad es lo más sano y menos traumático.

 

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Confrontación asertiva. http://terapiasgestalt.es/confrontacion-asertiva/ http://terapiasgestalt.es/confrontacion-asertiva/#comments Fri, 30 Mar 2012 16:24:10 +0000 Terapias Gestalt http://terapiasgestalt.es/?p=643

¿Amor o Desamor?

 De todas las acepciones de Confrontación, la que más se acomodaría a lo que pretendo explicar es:  ”Careo o enfrentamiento entre dos o más personas”

Asertivo proviene del latín assertus que quiere decir “afirmación de la certeza de una cosa”. Por tanto, podríamos decir que cuando hablamos de una persona asertiva, nos estamos refiriendo a la que tiene la capacidad de expresar o transmitir lo que quiere, lo que piensa o siente de manera contundente; que no es lo mismo que de manera agresiva.

Según esto, la confrontación asertiva consistiría en enfrentarse a una o más personas expresando las opiniones, sentimientos o lo que se quiere, de manera clara e irrebatible, intentando no incomodar ni herir a los interlocutores. Dicho de una manera más coloquial: sería mantener una diferencia de opiniones sin pelearse.Confrontación

Ante una discrepancia solemos discutir, subir el tono de voz, enfadarnos. Entramos en competencia pues pretendemos convencer al otro y conseguir tener la razón; “ganar”.

Las relaciones de pareja disfuncionales son un claro ejemplo. Una vez  la pareja llega a un punto dado, deja de mantener conversaciones o intercambios de opiniones para establecer guerras dialécticas sobre quién tiene o no la razón, sobre quién empezó y, en consecuencia, quién tiene la culpa de lo que les está sucediendo.

¿Cómo podemos mantener una confrontación asertiva?

Como ya expliqué (ver Relaciones con los hijos), debemos ante todo darnos cuenta de lo que nos sucede a nosotros y así, poder mostrarnos ante los demás: Flexibles, Respetuosos, Justos y Congruentes.

Aunque racionalmente reconocemos que es imposible que todo el mundo esté de acuerdo, nos cuesta aceptar que nuestra pareja tenga una idea opuesta a la nuestra.

El hecho de querernos no implica necesariamente pensar lo mismo, ni que deban gustarnos las mismas cosas. Deseamos que nuestra pareja nos deje “ser” y “hacer” según nuestro criterio,  mientras pretendemos que sea ella la que se adapte, con lo cual nos acabamos comportando de manera injusta e incongruente al no respetar de ella lo que esperamos nos respete de nosotros.

Aceptar las diferencias es ver a nuestra pareja tal como es y amarla por sí misma, no por ser un apéndice nuestro.

Hay momentos para estar juntos, para compartir, y otros para ser independientes y reunirnos con personas que participen de nuestros mismos gustos, y no por hacerlo dejaremos de amar a nuestra pareja.

A veces se confunden los conceptos; el amor es un sentimiento y las preferencias, las opiniones, son ideas. Existe la falsa creencia de que estar de acuerdo implica amor y en desacuerdo, desamor.

La confrontación asertiva se da cuando cada uno da sus razones ante una situación o tema en concreto y a raíz de ello actúa en consecuencia, solo o conjuntamente. Ocasiona más separaciones pretender ir “todos a una, como Fuenteovejuna” que hacer lo que cada uno cree respetando, los momentos de diferencia y disfrutando los momentos compartidos.

 

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Sufrir por amor. http://terapiasgestalt.es/sufrir-por-amor/ http://terapiasgestalt.es/sufrir-por-amor/#comments Sun, 11 Mar 2012 11:33:08 +0000 Terapias Gestalt http://terapiasgestalt.es/?p=588

Hay que aceptar, que cuando abrimos la puerta de los sentimientos, les estamos dando paso a todos ellos; no tenemos un tamiz que va discriminando: este sí, este no… Si eres capaz de amar mucho, también vas a sentir mucho dolor.

Hay que aceptar que el desamor, es una desgracia temporal que conlleva el haber amado.Amor roto

Cuando te enamoras pueden pasar varias cosas:

a)Te enamoras y, descubres con el tiempo que esa persona es un buen compañero para ti. (Hay que recordar que nada es imperecedero, en cualquier momento puedes pasar a ser miembro de las otras opciones).

b)Te enamoras y descubres que esa persona no es para nada un buen compañero y lo dejas.

c)Te enamoras y esa persona descubre que no eres un buen compañero para ella y te deja.

En las dos últimas opciones, existe el riesgo de desesperarte por amor. Si has sido “abandonado”, encuentras explicación en ello y te regodeas en el sufrimiento, en ese dolor romántico de las películas y, vas pasando etapas, recorriendo toda esa amalgama de sensaciones y sentimientos que van desde la desesperación a la rabia.

Si estas en la opción b) se te hace más difícil entender porque en momentos puntuales, o no tan puntuales, te aferras al recuerdo de esa persona deseando volver con ella; cuando algo en ti te repite los diferentes aspectos que os separan.

Cuando existe una desesperación ante un amor incipiente, cuando ante la evidencia de que algo terminó sigues sentimentalmente aferrado a ello, cuando enalteces unas virtudes inexistentes y olvidas los inconvenientes… esto no es el dolor propio de la pérdida, a esto le llamo yo “desamor de amor”.

Se trata de una adicción: enamorarse del amor.

Es enamorarse de la euforia que te produce una persona, no de la persona en sí misma.

La adicción al amor no te arruinará la salud ni la vida (en principio), pero sería conveniente aprender a distinguir entre el objeto amoroso y la excitación de tener el corazón abierto.

Deberás superar el duelo sea cual sea tu caso: un amor que terminó, un amor que no cuajó o un “desamor de amor”. Si sientes que no puedes superar tu sol@ la situación, pide ayuda.

En la terapia para superar el duelo se suelen emplear pocas sesiones, sin embargo es muy efectiva en los resultados. La terapia para superar el enamorarse del amor puede ser más larga, porque entraña indagar en ti mism@.

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La comunicación en la pareja http://terapiasgestalt.es/terapia-de-parejas/ http://terapiasgestalt.es/terapia-de-parejas/#comments Fri, 02 Dec 2011 13:38:52 +0000 Terapias Gestalt http://terapiasgestalt.es/?p=244

Comunicación: ¿exceso o deficiencia? 

Realmente ambos son igual de perjudiciales.

¿De qué nos solemos quejar las mujeres cuándo hablamos de nuestros maridos?

No me habla, no me dice, no me cuenta… He de sacarle las palabras con sacacorchos. Llega a casa, se sienta en el sofá, se pone a ver los deportes o juega con el maldito ordenador o con la play… cualquier cosa en lugar de hablar conmigo. Y si le hablo, me mira con esos ojos de besugo con lo que me doy perfecta cuenta de que está pensando en Dios sabe qué…!

Y ellos, ¿qué comentan de nosotras?:

No hay manera de que se calle. Llego a casa agotado de todo el día y no hace más que taladrarme. Y si me dejase hablar,¡ pero no! Lo suyo es un tercer grado. No he tenido tiempo de responder a la primera pregunta y ya me está presionando con tres más. Y no se te ocurra hacer algún pequeño gesto porque entonces ya la has pifiado: ¿qué te pasa ahora?, ¿te has enfadado?… Es susceptible, me vigila; si me rasco porque me rasco; si sonrío, que si me burlo de ella; si hablo, la estoy atacando; si me callo, la ignoro… Nunca acierto.

Y ambos, desde su perspectiva tienen razón ya que así es como se sienten. Y sin embargo ninguno de ellos la tiene.

No hay blanco o negro en estos casos. No hay culpable, ni víctima; ni principio, ni fin. Es un circulo en el cual, haga lo que haga cualquiera de ellos, desencadena una acción por parte del otro que retroalimenta el conflicto.

¿Quién fue primero, el huevo o la gallina?

En este caso da lo mismo: ambos se han convertido en dos gallos que se picotean.

¿Cómo solucionarlo?

Hablar de lo que sucede. Buscar un momento relajado y explicarse uno a otro cómo se siente, qué les pasa en estas situaciones, qué quieren, qué necesitan.

Respetar los turnos de palabra y ser conscientes de que somos completamente distintos y lo “que yo haría”, el “como yo lo veo”, lo “que para mí es evidente”, es completamente distinto para el otro.

Si nos volvemos a enzarzar en la discusión, es mejor parar e intentarlo en otro momento con más calma.

Puede ser que nos sintamos incapaces de hablarlo tranquilamente; llegado a este punto, es mejor no esperar y buscar la ayuda de un moderador.

El terapeuta de parejas puede ayudaros a recolocar la relación, a limpiar esta dinámica negativa en la que, sin saber cómo, os encontráis.

No es necesario esperar  a que la relación resulte insostenible, ya que en ese momento es muy posible que el trabajo terapéutico sólo pueda ayudaros a una separación menos traumática. El intervenir en estadios no excesivamente deteriorados de la relación, permite con pocas sesiones encauzar la dinámica de la pareja sin grandes problemas.

Si tienes alguna duda o te interesa tratar algún tema en concreto puedes contactar conmigo por teléfono o correo electrónico.

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