Terapias gestalt » equilibrio emocional http://terapiasgestalt.es Terapia Gestalt barcelona Tue, 09 Jul 2013 10:10:39 +0000 en-US hourly 1 http://wordpress.org/?v=3.5.1 Ego si, Ego no, ¿a quién le hago caso yo? http://terapiasgestalt.es/ego-si-ego-no-a-quien-le-hago-caso-yo/ http://terapiasgestalt.es/ego-si-ego-no-a-quien-le-hago-caso-yo/#comments Fri, 25 Jan 2013 13:23:30 +0000 Terapias Gestalt http://terapiasgestalt.es/?p=1156

 

Siento que esta es una de las grandes luchas con las que nos encontramos la mayoría de las personas en nuestra vida cotidiana.

doctor jekyllCada uno de nosotros, como el Doctor Jekyll, tenemos a nuestro propio Míster Hyde. Por un lado, tenemos esa parte que nos dice que tener EGO es algo nefasto, nada deseable y que está abocado a destruirnos como ser humano, ya que nos aleja de nuestros semejantes. Por el otro, la parte que aboga por sobresalir por encima de la multitud para sentirse apreciado y querido,- la que nos dice: hay que ser exitoso, no contemples el fracaso como opción y mucho menos lo reconozcas públicamente, si se da.

¿Quién tiene razón?

En el fondo, mi problema, como el de casi todos, no es cuál de las dos opciones es más valida o más correcta, sino el concepto que tengo sobre lo que es el EGO y el conflicto que crea en mi vida, la lucha que se establece dentro de mí misma para conseguir nivelar ambas polaridades.

Dicen que las personas iluminadas, entendiendo como tales esos individuos altruistas, abocados a ayudar a sus semejantes y sin pretensiones egoístas, son los que carecen de EGO. También dicen que esas personas egoístas, que para sobresalir de la mediocridad y ascender en la escala social pisan a los que les rodean tantas veces como sea necesario, anteponiendo sus deseos al bien colectivo, son los que poseen un inmenso EGO.

Entonces, ¿qué es el EGO?, ¿un defecto o cualidad detestable?, ¿una demostración de la fuerza “maligna de Belcebú”?:

-m. psicol. Instancia psíquica que se reconoce como “yo” (y es consciente de su propia identidad) según el psicoanálisis de Freud.

-Aprecio excesivo que una persona siente por sí misma.

Cuando decimos que alguien tiene mucho EGO puede interpretarse como alguien egoísta, pretencioso, vanidoso, jactancioso o cualquier otro calificativo parecido; sin embargo, una ausencia total de EGO puede convertirnos en personas sumisas, apocadas, sacrificadas… incluso nulas. Encontramos personas que, sin hacer alarde de sí mismas, son significativas dentro de su entorno por esa misma actitud, por su afán altruista y desprovisto de ambición; también tenemos los individuos con ego encubierto, los que envueltos en la piel de cordero tienen el corazón de león, esos que parecen lo que no son.

Estos últimos (donde creo estamos incluidos la mayoría de nosotros) formarían parte de una tercera opción en la que el EGO es una máscara social. Es esa imagen de nosotros que queremos mostrar a los demás. Esta idea que nos empuja a manifestarnos de determinada manera y a esconder bajo la alfombra todo aquello que no encaja con ese modo de ser.

Sería un engaño, o mejor, una media verdad, ya que eso que exhibimos nos pertenece, aunque también lo contrario que no queremos destapar. Nadie es tan bueno, ni tan malo. Todos tenemos un poquito de todo.

El bienestar consiste en encontrar el equilibrio entre nuestras partes enfrentadas y el EGO suele desequilibrar nuestra balanza favoreciendo a unas en perjuicio de las otras.

El equilibrio para mí es quererme tal como soy sin preocuparme excesivamente por lo que los demás piensan de mí, conseguir que las pequeñas situaciones de la vida en las que me veo involucrada me satisfagan porque las hago plenamente, valorando su importancia. Conseguir apreciar que, como el grano de arena ayuda a formar la playa, mi valor reside en ser un individuo más entre la humanidad, colaborando en su bienestar desde el lugar que ocupo. Y si, además de amar a los que me rodean, me siento querida por ellos: ¡bendita gloria!

Si tienes alguna duda o te interesa tratar algún tema en concreto puedes contactar conmigo por teléfono o correo electrónico.

 

]]>
http://terapiasgestalt.es/ego-si-ego-no-a-quien-le-hago-caso-yo/feed/ 0
¡Consíguete una vida! http://terapiasgestalt.es/consiguete-una-vida/ http://terapiasgestalt.es/consiguete-una-vida/#comments Sun, 25 Nov 2012 10:41:54 +0000 Terapias Gestalt http://terapiasgestalt.es/?p=1080

Vivir sin apego.

Vivir tu vida significa cuidarte a ti mismo; tener la responsabilidad no sólo de vivir la vida, sino de conducirla.

El cuidado de uno mismo es una actitud de respeto mutuo. Significa aprender a vivir nuestras vidas responsablemente. Significa permitir a los demás que vivan su vida como ellos elijan siempre y cuando no interfieran con nuestras decisiones de vivir como hemos elegido hacerlo. Cuidar de nosotros mismos no es tan egoísta como muchas personas asumen que es, pero tampoco es tan “no egoísta” como muchos codependientes creen.

Vivir sin apegoTienes la responsabilidad de atender tu bienestar espiritual, emocional, físico y económico.

Eres responsable de tus necesidades y deseos. No mereces ni debes tolerar el abuso ni el maltrato constante. Tienes derechos, y es tu responsabilidad reclamar esos derechos. Las decisiones que tomes y la manera como te conduzcas reflejarán tu alta autoestima.

También tendrás en cuenta los derechos de los que te rodean, el derecho de vivir sus vidas como ellos quieran. No tienes por qué imponerte sobre el derecho de los demás a cuidar de ellos mismos, y ellos tampoco tienen el derecho de imponerse por encima de tus derechos.

Cuidar de nosotros mismos es un arte, y este arte implica una idea fundamental que es extraña para muchos: darnos lo que necesitamos.

 

Si tienes alguna duda o te interesa tratar algún tema en concreto puedes contactar conmigo por teléfono o correo electrónico.

]]>
http://terapiasgestalt.es/consiguete-una-vida/feed/ 0
Por mucho que grites no te haré más caso. http://terapiasgestalt.es/por-mucho-que-grites-no-te-hare-mas-caso/ http://terapiasgestalt.es/por-mucho-que-grites-no-te-hare-mas-caso/#comments Mon, 15 Oct 2012 12:24:28 +0000 Terapias Gestalt http://terapiasgestalt.es/?p=1039


 ¡Qué cierto, pero qué desesperante seguir calmado cuando pasan de ti!Gritar

Recuerdo que mis peleas de niña eran batallas campales. De constitución menuda y con poca fuerza, ante la desesperación y frustración opté por gritar, gritar mucho más que el otro. Y, a pesar de que nunca me llevó al desenlace deseado, seguí manteniendo durante muchísimo tiempo la costumbre de gritar como una energúmena siempre que mi nivel de frustración rozaba el límite de lo insostenible.

También recuerdo las sentencias con que mi padre me regalaba cada vez que se daba una situación de este tipo: “la ignorancia es la mejor ofensa” o “el mejor desprecio es no hacer aprecio”.

Durante años, he entendido perfectamente el significado y la realidad de estos preceptos; los sufría constantemente en propia piel pero, aun así, era incapaz de aplicarlos a “los otros”. Ahora tengo claro que tanto uno como otro extremo no dejan de ser puntos de una misma recta. Gritar e ignorar no dejan de ser maneras irrespetuosas de tratar a la otra persona.

Cuando haces tuyas las afrentas, cuando entras en la lucha de poder que significa querer demostrar a toda costa que eres tú y solamente tú quien tiene razón, ya has perdido la batalla. Da igual si es gritando o ignorando, el resultado final es que te colocas por encima de la persona que tienes enfrente, menospreciándola.

Aceptar racionalmente que es mucho mejor llegar a un acuerdo que tener razón, nadie lo pone en duda, ahora, llevarlo a la práctica es otra cuestión.

Desde pequeños entramos en luchas de poder con todo nuestro entorno: con los padres solemos llevar las de perder (al menos en mi época con el famoso: porque lo digo yo se daba por zanjada cualquier discrepancia), con los hermanos dependía de quién pegaba más fuerte, en el cole tu éxito estribaba tanto en tu fuerza, por un lado, como en tu estrategia manipuladora, por el otro… En definitiva, la mayoría de nosotros nos hemos estado entrenando en las artes de la guerra: ganar o perder.

Nadie ha podido enseñarnos a ser asertivos (ver “confrontación asertiva”) porque, desgraciadamente, en nuestro entorno pocos lo eran.

Cuando en un intercambio de opiniones empiezas a subir el tono de voz, has dejado de dialogar para pasar a discutir. Da igual que sigas diciendo que no pretendes convencer a nadie, que simplemente estas exponiendo tus razones, porque, sin quererlo, perdiste el control y entraste en guerra.

Cada vez que te encuentres en una situación así, para unos segundos y céntrate en la respiración. No te preocupe si la otra persona está esperando tu respuesta, permítete parar y tranquilizarte. Una vez reanudes el dialogo, observa tu tono de voz y la velocidad en la que hablas; si vuelves rápidamente a acelerarte, si parece que hablas en falsete (forzando la voz en un tono algo alto), párate de nuevo.

Si el tema es sumamente importante, si es realmente necesario que os pongáis de acuerdo, pídele posponer la charla para otro momento en el que estéis más relajados. Si el tema versaba sobre una insignificancia, déjalo correr, pero no ignorando a la persona, dándole la espalda o dejando de hablar, sino diciéndole que  prefieres no seguir con el tema. Decidir no seguir adelante no es perder ni haber sido derrotado, es tomar la decisión más sana cuando lo que está en juego es mucho más importante que el conflicto en sí mismo.

Si ante la disyuntiva de seguir forzando una situación optas por retirarte, demuestras por tu parte madurez y respeto. Madurez porque sabes discriminar y das validez a lo realmente importante (seguir teniendo una buena relación en lugar de imponer tus ideas u opiniones) y respeto (aceptas que la otra persona tenga sus propios pensamientos y opte por sus propias decisiones, aunque no coincidan con las tuyas). No lograr convencer al otro, no llegar a conseguir que hagan lo que uno quiera y no transigir tampoco en acatar con lo que no estás de acuerdo es una demostración de equilibrio emocional.

Nunca podrás llegar a un acuerdo si, consciente o inconscientemente, quieres ganar, porque ganar o perder te sigue colocando en un lugar jerárquico desde el que no se convive sanamente.

Si quieres ser escuchado y entendido, no grites, habla tranquilamente y, cuando hayas terminado de decir lo que realmente quieres, no te repitas. Por mucho que te violentes, grites o te repitas no conseguirás convencer a nadie. La insistencia y los gritos no son razones convincentes sino más bien repelentes.

Si tienes alguna duda o te interesa tratar algún tema en concreto puedes contactar conmigo por teléfono o correo electrónico.

]]>
http://terapiasgestalt.es/por-mucho-que-grites-no-te-hare-mas-caso/feed/ 0
Hogar, dulce hogar. http://terapiasgestalt.es/hogar-dulce-hogar/ http://terapiasgestalt.es/hogar-dulce-hogar/#comments Sat, 22 Sep 2012 10:54:39 +0000 Terapias Gestalt http://terapiasgestalt.es/?p=978


Hace poco, nos reunimos unos cuantos amigos; había pasado una larga temporada desde la última vez que nos vimos y estábamos pletóricos por el encuentro. Como excusa para la cita, aprovechamos que acababa de mudarme y vinieron a estrenar mi nido.

Hablando de banalidades más o menos relacionadas con el bienestar, la comodidad y el hogar, uno de ellos dijo:

¿Qué simula el hogar y la comodidad?Hogares

Y de forma casi reactiva, ya que no tuve tiempo de pensar demasiado, dije:

El útero materno.

Sólo recuerdo su sonrisa cómplice, el asentimiento tácito de los demás y poco más de esa conversación, aunque sí las ganas de atravesar esa “puerta” que sentía que había abierto, de profundizar más sobre ello.

¿Realmente, cuál es el sentimiento de la mayoría de las personas en relación a su hogar?, ¿en qué se basa la comodidad de un hogar: en la energía que transmite o en los objetos que lo integran?

He conocido pisos decorados con sumo gusto, con tecnología puntera y llenos de todos los objetos que puedan facilitarte la vida y, sin embargo, invitaban a salir corriendo; eran fríos e impersonales y te hacían sentir como un pez fuera del agua. Por contra, he estado en apartamentos diminutos, llenos de cachivaches inservibles o incluso prácticamente vacíos, en los cuales podría haberme quedado a vivir sin problemas, pues parecía, mientras estaba en ellos, que un abrazo cálido me retenía, arropándome.

Siempre he oído decir que el ser humano rememora con añoranza su estancia en el útero materno al ser el lugar en el que se ha sentido más protegido y feliz. Durante la infancia, si te encontrabas en conflictos estando en la calle, la reacción era correr hasta casa para refugiarte tras las faldas de tu madre, sólo con llegar y cerrar la puerta tras de ti, parecía que la ansiedad de tu pecho se relajaba.

Cuando nos volvemos adultos, el único remanso de paz, nuestro indiscutible refugio, es nuestro hogar. La manera en que acondicionamos una casa es un claro reflejo de cómo somos o en qué momento vital nos encontramos.

La comodidad en el hogar no está únicamente relacionada con los objetos y su distribución en el espacio. Ni siquiera con el tipo de edificio y, a veces, ni siquiera con su orientación. Lo que le da verdadera calidez a nuestro hogar es la unión de su propia energía y la que nosotros vertemos en él.

Las casas ajenas donde uno se siente más cómodo son aquellas en las que sus anfitriones emanan calidez y serenidad. Son lugares donde te sientes bien recibido, estás “como en casa”, y esa sensación no tiene nada que ver con los objetos en sí.

Las casas se impregnan de la energía de sus habitantes, toda persona deja su impronta en las paredes, del mismo modo que también dejamos nuestro olor que se funde con el de la pintura, la comida, los jabones y las colonias que usamos.

Cualquier emoción de los habitantes de una casa llega a formar parte de su atmosfera creando una especie de microclima, por llamarlo de algún modo. Por eso, a algunas personas no nos gusta vivir en lugares donde han acontecido sucesos trágicos, de algún modo sentimos que “eso” sigue allí y nos afecta (naturalmente, podemos hacer limpiezas energéticas). En circunstancias normales, con una limpieza doméstica a fondo y una buena capa de pintura ya se nota un cambio.

El hogar es nuestro regreso cotidiano al útero, de ti depende que este sea “un útero bueno” o “un útero malo” ( Stanislav Groff).

Si no sabes hacer de tu casa un lugar donde te apetece estar, si prefieres estar en la calle antes que pasar ratos solitariamente y tranquilamente en casa, hay algo en ti que es necesario revisar. Es preciso socializarse pero también lo es estar con uno mismo. Si te resulta difícil sobrellevar tu sola compañía, si tu casa se te hace asfixiante, algo falla en ti o en tu casa.

Adecua tu hogar, convierte ese lugar donde vives en tu refugio, cambia las cosas de sitio, tira lo que sobre, hazlo verdaderamente tuyo. No hace falta tener muchas cosas, pero sí las justas, las que realmente necesites y te gusten. Despréndete de todos aquellos objetos que guardas por compromiso, o esos que te mantienen apegado a alguien de tu pasado. Libérate de lo que sobra.

Si aun después sigues sintiendo que la casa te pesa, mírate, quizás ya es hora de que te trabajes porque llegó el momento de aprender a vivir contigo mismo, pues las personas y las cosas cambiarán, pero tú siempre te acompañaras.

Si tienes alguna duda o te interesa tratar algún tema en concreto puedes contactar conmigo por teléfono o correo electrónico.

]]>
http://terapiasgestalt.es/hogar-dulce-hogar/feed/ 0
Hijos dependientes/padres sacrificados. http://terapiasgestalt.es/hijos-dependientespadres-sacrificados/ http://terapiasgestalt.es/hijos-dependientespadres-sacrificados/#comments Sun, 03 Jun 2012 17:28:17 +0000 Terapias Gestalt http://terapiasgestalt.es/?p=798


Cuando somos padres, intentamos mediante la educación dar a nuestros hijos las herramientas necesarias para vivir en la sociedad. Uno de los aspectos que más nos preocupa es que sean felices y autosuficientes, el problema radica en cómo propiciar esos resultados.

Está claro que conseguir felicidad, como estado total de placer, es una meta totalmente utópica.  Sí, por el contrario, les hacemos comprender que el estado de bienestar es aquel en el que aceptamos equilibradamente todo lo que nos sucede y rodea, ya habremos logrado mucho.happy family

Me gustaría incidir más aquí en la consecución de la independencia, que no estaría desligada en absoluto de este sentimiento de aceptación que propicia el bienestar.

Si una persona no es emocionalmente independiente, aunque se desenvuelva aparentemente como individuo autónomo dentro de la sociedad, sigue ligada a emociones y sentimientos que le inmovilizan (bloquean) dificultándole conseguir una vida satisfactoria.

En el mundo animal, está muy claro cómo conseguir la independencia de las crías. Llegado el momento determinado en que han conseguido un grado de movilidad suficiente y han aprendido las técnicas rudimentarias para proveerse de  alimento, suelen ser abandonadas a su suerte.

En nuestro caso, a pesar de que el instinto sigue siendo el mismo, es decir, el ser independientes, nos domina la necesidad neurótica de poseer y de vivir nuestra vida a través de los hijos y el propósito de educar a un niño para que sea independiente se confunde con la idea de educarlo para aferrarse a él.

La única manera de conseguir que nuestros hijos sean independientes es serlo nosotros mismos. El mejor modelo de enseñanza sigue siendo el ejemplo. Los niños aprenden por mimetismo y a base de práctica. Cuanto más impedimos que hagan cosas por sí mismos, más les estamos atando a nosotros.

Si, además, tú eres de los que se sacrifican, les presentas un modelo de comportamiento sacrificado. Cuanta más prioridad das a cualquiera antes que a ti mismo, más les impides la autonomía, ya que tu ejemplo les enseña que “antes los demás que yo”. El hacer cosas por los demás es algo admirable pero, cuando las haces a expensas de ti mismo, lo único que enseñas es a comportarse de una manera que sólo puede engendrar resentimientos.

Ya de pequeños, nuestros hijos muestran ese impulso hacia la autonomía con el famoso “yo solo, yo solo”. Además de favorecer este aspecto práctico, el hecho de que se acostumbren a respetar nuestros espacios y nuestras necesidades les ayudará de igual modo en este camino a la individualidad.

La llegada a la adolescencia es un momento crucial. Cuando nuestro hijo ante una situación X nos responde “no quiero hablar de ello” y se encierra en su habitación, suele costarnos no invadir su espacio intentando que se “abra” y nos explique lo que le sucede para, así, poder “ayudarle”.

No somos conscientes de que no estamos buscando satisfacer con “este tipo de ayuda” una necesidad suya sino, todo lo contrario, una nuestra. Dejarle espacio para que se sienta libre de hacer o decir lo que quiera, dejarle enfrentarse a los problemas por su cuenta (independencia emocional) nos desconcierta, pero es nuestra manera de dejarle crecer y facilitarle la madurez.

Si, llegado el momento, el abandono del nido se desarrolla en una atmosfera sana, no implicará crisis, ni disturbios, ni problemas, ya que es la consecuencia natural de una vida eficiente y positiva. Si, por el contrario, se crea una situación donde la culpa y el miedo a desilusionar a los padres marcan la pauta, estos sentimientos pueden seguir influyendo en las personas durante toda su vida, hasta tal punto que, a veces, la relación matrimonial se convierte en una relación filial, más que en una relación en la que dos individuos comparten una vida en condiciones iguales.

El no saber desligarse de los padres, el no haber madurado de cría a individuo autónomo, nos convierte en seres apegados y dependientes; estaremos buscando siempre terminar el proceso y proyectando en nuestras relaciones más íntimas este conflicto abierto.

Si tienes alguna duda o te interesa tratar algún tema en concreto puedes contactar conmigo por teléfono o correo electrónico.

]]>
http://terapiasgestalt.es/hijos-dependientespadres-sacrificados/feed/ 0
Los sentimientos http://terapiasgestalt.es/los-sentimientos/ http://terapiasgestalt.es/los-sentimientos/#comments Wed, 23 May 2012 06:48:22 +0000 Terapias Gestalt http://terapiasgestalt.es/?p=751


¿Vivir con o sin ellos?

 

Furia, tristeza, alegría y miedo, estos son los cuatro grupos de sentimientos primarios, y todos los demás son matices y variaciones de ellos.

Por ejemplo, sentirse solo y sentirse “bajoneado” estarían dentro de la categoría de la tristeza; la ansiedad y el nerviosismo serían variaciones del miedo; ver todo color de rosa y estar contento se catalogarían dentro de la alegría.

sentimientosManejar nuestros sentimientos, es responder en forma adecuada a nuestras emociones.

Es bueno examinar los pensamientos que los acompañan, y aceptarlos sin represión ni censura. Observar el juicio moral al respecto de lo que sentimos, y valorar según él, si creemos o no conveniente dejarnos llevar y actuar, o por el contrario, quizás sea suficiente sentir la emoción y reconocer el pensamiento.

Si el sentimiento es fuerte, o si la acción que queremos realizar es radical, es mejor esperar un día o más, hasta estar tranquilo. Dicho de otro modo: desapegarse.

Debemos dejarnos percibir los sentimientos y las emociones, pero no deben controlarnos. Si no nos los dejamos sentir, no podemos manejarlos de forma responsable y es entonces cuando nos desbordan.

Sin embargo si somos conscientes de ellos, y los estamos manejando en forma responsable, los sometemos a nuestro intelecto, a nuestra razón, a nuestro código moral y a nuestro código ético de conducta.

Nuestros sentimientos son reacciones a las circunstancias de la vida y solo nosotros somos responsables de ellos. La gente puede ayudarnos a sentir pero no hace que sintamos.

Hay ocasiones en que podemos requerir de ayuda profesional para manejar nuestras emociones; por ejemplo, si estamos varados en cualquier sentimiento en particular.

También es conveniente buscar ayuda profesional si hemos estado reprimiendo nuestros sentimientos durante un largo periodo o si sospechamos que hemos estado reprimiendo algo intenso.

Despertar nuestra parte emocional sólo necesita un poquito de práctica.  Para entrar en contacto podemos ayudarnos con:

- Ejercicio físico. La movilización ayuda a desbloquear tensiones y estás a las emociones asociadas.

- Escribir cartas que no enviaremos. El hecho de saber que nadie podrá leerlas nos invita a expresarnos sin ningún tipo de recato, con lo cual evitamos reprimir cualquier sentimiento que podríamos considerar inadecuado mostrar.

- Darle voz a lo que estamos pensando y sintiendo, escuchando el tono en que lo hacemos. Sería una variante de la carta, con el añadido de que nos damos cuenta del grado de agresividad, ironía, desprecio…que el tono de voz indica y del que de otro modo no seríamos conscientes pudiendo dañar al “otro” si se lo dijésemos. Muchas veces no es lo que decimos, sino el cómo lo hacemos, lo que hiere.

-Poner atención a lo que hacemos y lo que sentimos al hacerlo. Cuándo uno no es del todo consciente de lo que siente hasta que la emoción lo supera, es conveniente poner toda la atención al estado corporal. La insatisfacción y la incomodidad son los primeros detonantes de que algo no funciona correctamente en nuestra relación con el entorno.

Para vivir una vida plena hemos de integrar las emociones a nuestra vida, cuidar de ellas, percibir nuestros sentimientos y confiar en nosotros mismos.

 

Si tienes alguna duda o te interesa tratar algún tema en concreto puedes contactar conmigo por teléfono o correo electrónico.

]]>
http://terapiasgestalt.es/los-sentimientos/feed/ 0