Terapias gestalt » patrones http://terapiasgestalt.es Terapia Gestalt barcelona Fri, 12 Jul 2013 17:56:06 +0000 en-US hourly 1 http://wordpress.org/?v=3.5.1 Familia: el Ideal http://terapiasgestalt.es/familia-el-ideal/ http://terapiasgestalt.es/familia-el-ideal/#comments Fri, 05 Apr 2013 07:43:43 +0000 Terapias Gestalt http://terapiasgestalt.es/?p=1229

 

 Aun siendo totalmente diferentes, los seres humanos tenemos necesidades, deseos e ideales comunes. Los ideales suelen  ser esa fuerza inspiradora

Family que nos hace seguir hacia adelante, esa energía que nos empuja en los momentos de decaimiento. Aunque también pueden aparecer como esa fantasía ilógica e instigadora que nos ciega, pretendiendo hacernos cambiar aquello que creemos erróneo.

Perseguir una meta, un objetivo, un ideal, incluso una utopía, por irreal que sea, no tiene por qué arrastrarnos al desánimo, a la frustración o al fracaso. Esta clase de búsqueda promueve mejoras en nuestra vida, pues, a pesar de saber que nunca llegaremos a su total consecución, el simple hecho de adentrarnos en ella nos mejora y vivifica. Un ejemplo evidente es el proceso de crecimiento personal: somos conscientes de que no llegaremos a la iluminación y no por ello dejamos de intentarlo, con lo que cada día ganamos un poco más de equilibrio, paz y bienestar.

Sin embargo, perseguir ciertas fantasías o modelos, creyendo que son las únicas, indiscutibles y válidas opciones, puede arrastrarnos a la desesperación. Cuando perdemos de vista este aspecto etéreo e irrealizable, aunque deseable, para convertirlo en ansiado objetivo es cuando nos desanimamos.

Hablar sobre la familia es adentrarse en uno de esos temas universales que nos puede llenar de regocijo o hundirnos en la más profunda de las miserias, según si el  ideal que tenemos sobre cómo ha de ser se adapta o no a nuestra realidad.

Profundizar en el origen del ideal de familia, en cómo hemos adquirido ese constructo, en qué nos ha llevado a ello, no es lo realmente importante; lo verdaderamente indispensable es reconocer y aceptar cómo es esa familia ideal que hemos forjado en nuestra mente.

¿Cuál es la primera imagen que te aparece cuando oyes la palabra Familia? La mayoría de las personas a las que he preguntado visualizan una fotografía de su familia biológica.

Si os tomáis unos minutos y buscáis esta entrada en el Diccionario de la Real Academia  encontrareis unas diez acepciones de las cuales seguramente tan solo las tres primeras tienen algo que ver con la consanguineidad.

Si buscamos ese nexo común entre todas estas definiciones, encontraremos que es esa “sensación de unidad, de pertenencia” que puede darse por infinidad de criterios que abarcan desde los biológicos a los sociales y que no son excluyentes: se puede pertenecer a varias “familias” al mismo tiempo.

Que pensemos o no prioritariamente en nuestra familia biológica no es la cuestión, sino más bien qué pensamos y sentimos ante esa imagen, ya que asociamos al concepto en sí mismo toda una serie de connotaciones que abarcan desde los roles a las interacciones entre los diferentes miembros de la familia.

Cuando nos damos cuenta de que la sensación emergente ante el pensamiento o la visualización es de malestar, el cual puede oscilar desde la simple incomodidad a la angustia, acompañado por sentimientos que pueden variar de la indiferencia (bloqueo) a la rabia, donde la culpabilidad suele ser una constante o aparece cualquier otro pensamiento desenergizante, sabemos que algo no cuadra.

Retomando los significados de Familia, nos damos cuenta de que el problema radica en el juicio que hacemos sobre “cómo es”.

Tenemos una idea preconcebida de los roles y del tipo de interacciones que debe haber entre los diferentes miembros y si cada individuo no ejecuta el baile que creemos que le está destinado entramos en grave conflicto. En nuestro concepto de familia interviene un pensamiento parásito de cómo debe ser y es ahí donde nos confundimos si la realidad difiere del modelo.

 Aceptar es la base de la tranquilidad. Existen circunstancias imposibles de cambiar, simplemente hemos de aprender a convivir con ellas.

El ideal es aquella imagen mental hacia la que nos dirigimos pero cuando lo que pretendemos es remodelar a los individuos o sus interacciones con nosotros para que se adapten a ese prototipo deseado, esto se convierte en una falacia con la que nos herimos.

La familia biológica es aquella a la que pertenecemos por criterios genéticos, nos une “la sangre”. La familia emocional es a la que pertenecemos por amor. La primera no se puede elegir, los individuos pertenecen a ella gracias a sus progenitores. La segunda es una elección, ya que no existe la obligación de amar.

Muchas veces ambos criterios suelen unirse y determinados individuos consiguen fundir en una sola ambas opciones, aunque no siempre es así.

Cuando olvidamos que el ideal es simplemente un proyecto hacia el que nos encaminamos entramos en malestar y en conflicto.

Es bueno recordar que Ideal es aquello:

Que no existe sino en el pensamiento”.

Si tienes alguna duda o te interesa tratar algún tema en concreto puedes contactar conmigo por teléfono o correo electrónico.

]]>
http://terapiasgestalt.es/familia-el-ideal/feed/ 0
Madres: La genética http://terapiasgestalt.es/madres-la-genetica/ http://terapiasgestalt.es/madres-la-genetica/#comments Fri, 22 Jun 2012 14:25:17 +0000 Terapias Gestalt http://terapiasgestalt.es/?p=847


Todas las mujeres están preparadas genéticamente para ser madres.

Parece ser que existe una extendida creencia que dice que todas las mujeres, de cualquier raza o credo, tienen un gen que las programa para ser madres experimentadas, que seguimos teniendo ese instinto animal que nos indica qué hacer y cómo en cada ocasión. Vamos, que llevamos el manual de instrucciones insertado en el ADN.

MaternajeDeberíamos distinguir aquí lo que algunos expertos han dado en llamar “la maternidad” y “el maternaje”.

Maternidad: “Estado y cualidad de madre”.

Maternaje: “Se refiere al conjunto de procesos psico-afectivos que se desarrollan e integran en la mujer en ocasión de su maternidad” (Recamier)

Según las definiciones, es evidente que, salvo problemas físicos específicos, todas las mujeres, biológicamente hablando, están preparadas para ser madres. Sin embargo, cuando se trata de las actividades que implican la crianza y el cuidado de los hijos, que pueden ser realizadas tanto por las mujeres como por los hombres, la situación no es tan innegable.

Antes de la revolución sexual de los años sesenta y de la aparición del movimiento feminista, el maternaje era una de las actividades propias de las mujeres. Socialmente estaba así establecido. Las mujeres criaban a sus hijos y enseñaban a su vez a sus hijas a cuidar de sus hermanos.

Estos movimientos criticaron duramente el concepto de maternidad como fin único de la mujer y, a causa de ello, han cambiado muchos aspectos sociales desde entonces.

Los estudios científicos han demostrado que el maternaje está totalmente influido por la cultura. La mayoría de las mujeres de hoy no son como nuestras antepasadas y no han aprendido dentro del contexto familiar las costumbres que hicieron de nuestras abuelas las madres por excelencia: sabían cómo hacerlo todo.

Actualmente, muchas mujeres, por el tipo de vida urbano, no han tenido contacto con menores a lo largo de su vida y llegan al momento de la crianza con un total desconocimiento sobre cómo cuidar niños.

Su incorporación al mercado laboral ha originado que las costumbres cambien y la crianza de los hijos no ha sido una excepción. Su cuidado se ha compaginado entre ambos progenitores, ayudados en muchos casos por los abuelos u otras personas contratadas para ello. Tampoco hay que olvidar a las instituciones (como guarderías o escuelas) donde el menor acaba pasando más tiempo que en su propia casa.

Muchas mujeres no han podido beneficiarse de las enseñanzas familiares, ya que ellas mismas han crecido alejadas de ese ejemplo.

Todo esto ha dado paso a una necesidad de información que se ha suplido con la proliferación de revistas especializadas en el tema y la creciente visita de las madres a especialistas de distintos campos para conseguir la información necesaria: pediatras, nutricionistas, psicólogos…

A pesar de que la evidencia es clara, muchas personas siguen creyendo que estas mujeres son “raras y desnaturalizadas” por no saber lo que hay que hacer. Si un hombre no sabe cómo mantener a su bebe en brazos, es normal. Sin embargo, si es la madre quien duda en su primer intento, tanto ella misma como su entorno pueden pensar que… Eso es insólito.

No dejes que las creencias te marquen, cuestiona tus ideas y sé valiente para afrontar los retos de tu vida, sean los que sean.

 

Si tienes alguna duda o te interesa tratar algún tema en concreto puedes contactar conmigo por teléfono o correo electrónico.

]]>
http://terapiasgestalt.es/madres-la-genetica/feed/ 0
Madres: El instinto materno http://terapiasgestalt.es/madres-el-instinto-materno/ http://terapiasgestalt.es/madres-el-instinto-materno/#comments Wed, 13 Jun 2012 07:19:17 +0000 Terapias Gestalt http://terapiasgestalt.es/?p=823


Sobre la maternidad se ha hablado y se sigue hablando extensamente. A su alrededor circulan toda una serie de mitos que a muchas mujeres nos han hecho sentir como unos verdaderos monstruos.

Instinto maternoCreo conveniente recordar que, a pesar de que algunas creencias son aceptadas por la mayoría de la sociedad, esta circunstancia no las convierte en dogmas o verdades irrefutables necesariamente. Cuando nuestra propia experiencia nos enfrenta a ellas, haciendo evidente la divergencia de nuestra realidad con el ideal aprendido, puede que nos convirtamos en unas mentirosas,  incapaces de sostener la propia versión de la situación, aparentando ante el mundo y ante  nosotras mismas el papel adjudicado.

Nos sentimos, a pesar de la ocultación,  como monstruos alienígenas, ya que raras son las mujeres valientes capaces de compartir sus verdaderos sentimientos sobre este tema.

 El instinto materno.

Existe la creencia de que las mujeres tenemos un chip en nuestro interior que en determinado momento se dispara y nos hace desear ser madres a toda costa. Muchas de nosotras, conforme llegamos a la edad adulta, compartiendo nuestra vida en pareja, nos sorprendemos alguna vez escuchándonos por si oímos la llamada, el clic en cuestión que nos indique que llegó el esperado momento.

Cuando esto no sucede, en lugar de aceptar que la naturaleza ya no es lo que era, que la evolución durante siglos de sociedad industrializada nos ha vuelto menos animales y hemos perdido por el camino bastante de nuestro instinto (no entraré aquí a opinar sobre lo negativo o no de este hecho), nos obsesionamos pensando que algo malo nos sucede, que no somos normales  y que, a pesar de no sentir este impulso, quizás debamos tener un hijo: “no sea que, más adelante, pueda arrepentirme por no haberlo hecho”.

A veces sucede lo contrario: estando solas sin pareja, nos parece oír el insistente clic clic del reloj biológico correr y nos aterra pensar que se nos puede “estar pasando el arroz”. Realmente, no nos planteamos si deseamos o no ser madres, nos pesa el pensar que quizás estamos perdiendo la opción de serlo.

Quizás, una vez tomada la decisión, después de dar a luz, ¿dónde está ese sentimiento de amor incondicional que se supone debe inundarnos?

“Es la experiencia más maravillosa”. “Sentí una gran emoción, se me saltaban las lagrimas”. “El dolor del parto es el que se olvida más fácilmente”.

Frases similares a estas las hemos oído todos, nos dan a entender que tener hijos es algo especial y único cuando el parto, no nos engañemos, es el acto común y necesario para la perpetuación de cualquier mamífero. No pretendo quitarle importancia, tan sólo quisiera extraerle ese falso glamour del que se ha rodeado.

No hace tantos años atrás, nuestras abuelas daban a luz en el campo y la “maravillosa experiencia” quedaba reducida a una experiencia más de ese día, ya que, muchas de ellas, debían seguir trabajando.

Este es el primero de una serie de artículos donde iré profundizando en el tema de los mitos y creencias sobre la maternidad. Por ahora, simplemente reflexiona sobre cuánto de verdad hay en tus pensamientos al respecto, date cuenta de tus verdaderos deseos, del peso de la sociedad o de las creencias familiares con las que has crecido y habla sinceramente con otras personas al respecto. Puede que te sorprendan sus opiniones.

Los hijos han de ser fruto del amor y del deseo, ya que son regalos con impuestos incluidos, como con el dinero de la lotería: no pagas por el premio en sí mismo, sino por lo que haces con él.

 Si tienes alguna duda o te interesa tratar algún tema en concreto puedes contactar conmigo por teléfono o correo electrónico.

]]>
http://terapiasgestalt.es/madres-el-instinto-materno/feed/ 0