Terapias gestalt » salud emocional http://terapiasgestalt.es Terapia Gestalt barcelona Fri, 12 Jul 2013 17:56:06 +0000 en-US hourly 1 http://wordpress.org/?v=3.5.1 Historia saturada del problema. http://terapiasgestalt.es/historia-saturada-del-problema/ http://terapiasgestalt.es/historia-saturada-del-problema/#comments Fri, 12 Jul 2013 12:42:28 +0000 Terapias Gestalt http://terapiasgestalt.es/?p=1342

 

 

Siguiendo el hilo del artículo en que hablaba sobre la Narrativa, la Historia saturada del problema sería, a raíz de la obsesión que un conflicto nos crea, cómo nos resulta casi imposible prestar atención a cualquier otra circunstancia de nuestra vida que no sea el “conflicto” en sí mismo.

paisageEs tal la obsesión que somos incapaces de ver más allá del problema y todo lo que él nos comporta. Sería un claro ejemplo de como “nuestra narrativa” nos impide salirnos o apreciar el resto de aspectos que inundan nuestra cotidianeidad.

De algún modo, nuestra atención y memoria se vuelven extremadamente selectivas y sólo somos capaces de atender a la información que se ajusta a la historia dominante y, por tanto, a recoger únicamente aquello que la confirma, obviando, sin ser conscientes, esas circunstancias, situaciones o aspectos que no la fundamenten.

Una historia que nos describa negativamente tiende a configurar de forma desfavorable los pensamientos y la conducta. Cuanto más atendemos a los defectos y a la disfunción, estos adquieren más fuerza y más intratable se vuelve la parte “negativa”.

Los juicios, las sentencias, los veredictos, actúan como cadenas que no permiten ninguna otra visión y, de este modo, el cambio puede parecer imposible, pese a los enormes esfuerzos de la persona por modificar su conducta.

Para clarificar lo anterior, os explico un experimento que se realizó en la década de 1960 con perros:

Se ponía a los perros en unas jaulas cuyo suelo era de malla metálica. Cada jaula estaba dividida en dos compartimentos, separados por una barrera que tenía un agujero por el que podía pasar el perro. El experimento consistía en aplicar una ligera descarga eléctrica en uno de los lados de la jaula. Cuando esto ocurría, los perros se iban rápidamente al otro lado de la jaula, donde no se había aplicado ninguna descarga. En un momento dado, los investigadores aplicaban descargas eléctricas en ambos lados. Los perros iban y venían de un lado a otro de las jaulas, intentando escapar. Pasado un tiempo, al darse cuenta de que no había escapatoria posible, se tumbaban y dejaban de intentarlo. En ese momento, los investigadores dejaban de aplicar descargas en uno de los lados, esperando a ver cuándo los perros se daban cuenta. La mayoría de los perros no lo hicieron nunca: habían aprendido que era imposible escapar de las descargas, así que ¿para qué intentarlo?

Algunos perros insistieron, a pesar de la evidencia en contra, y descubrieron que las descargas habían desaparecido y, por tanto, se pudieron refugiar en ese lado y escapar de ellas.

Hay personas cuyas organizaciones mentales se basan en historias de imposibilidad y, por tanto, creen que no tienen ningún poder para cambiar las cosas, que sus problemas son persistentes, duraderos, invasivos e inevitables. Al dejar de intentar superar sus conflictos, estas ideas de imposibilidad se convierten en profecías autorrealizadas.

La terapia puede ayudar a demostrar lo erróneo de dichas ideas.

Si tienes alguna duda o te interesa tratar algún tema en concreto puedes contactar conmigo por teléfono o correo electrónico.

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La ley del mínimo esfuerzo. http://terapiasgestalt.es/la-ley-del-minimo-esfuerzo/ http://terapiasgestalt.es/la-ley-del-minimo-esfuerzo/#comments Sat, 14 Jul 2012 10:13:25 +0000 Terapias Gestalt http://terapiasgestalt.es/?p=883

(Resistencias en la terapia)

 

Tal como indica el título, el ser humano se rige por “la ley del mínimo esfuerzo”, el hecho de automatizar muchas de nuestras acciones conscientes, como caminar o conducir, es un claro ejemplo. Si cada vez que tenemos que realizar cualquiera de ellas tuviésemos que poner el mismo empeño que las primeras veces, estaríamos empleando una gran cantidad de energía y tiempo. Sin embargo, una vez aprendidas, es como si funcionásemos en standby, al no tener que estar tan concentrados podemos diversificarnos y emplear el mayor caudal energético en otra actividad.

ResistenciasNuestro organismo utiliza este sistema de funcionamiento para todo; hay una parte de nosotros que no necesita de nuestra conciencia para ejecutar acciones: el corazón bombea, el estomago segrega sus jugos, los riñones filtran… También algunas de nuestras funciones psicológicas se ven afectadas por esta ley.

Por esta razón, cuando una persona decide hacer terapia, ya sea para solucionar un conflicto concreto o para su crecimiento personal, es fácil que se desencadenen pequeñas o grandes crisis en las que se cuestione hasta qué punto es válida la terapia y si está mejorando realmente, reacciones estas que suelen ser resistencias a cambiar.

Cambiar nuestro modo de responder ante un conflicto es sumamente difícil porque estamos, en primer lugar, interpretando las situaciones con un determinado prisma, a través del cual extraemos determinadas conclusiones y, posteriormente, actuamos específicamente. Es un proceso complejo y automático.

Complejo porque darnos cuenta de lo que sucede sólo es uno de los pasos, cierto es que fundamental, porque sin conciencia es imposible alterarlo, pero sólo con ella tampoco se puede conseguir.

Su complejidad también abarca el hecho de que situaciones similares desencadenan pensamientos y emociones concretas pero, a veces, situaciones aparentemente muy diferentes nos arrastran al mismo desenlace, lo cual puede dificultar la toma de conciencia.

Nuestro organismo para simplificar, a base de repetir pensamientos y emociones, por un lado, y respuestas a los mismos, por el otro, opta por convertir estas respuestas en reacciones automáticas, liberándonos del gasto energético que supone la atención consciente para poder, así, derivarla hacia cualquier otra actividad.

Por lo tanto, cuando el trabajo terapéutico empieza a movilizar nuestros esquemas, nuestro organismo a veces se resiste. Darse cuenta comportará variar el prisma, eso, a su vez, nos transformará pensamientos y emociones y, finalmente, el cambio repercutirá en nuestras acciones. Este es, por lo tanto, un nuevo proceso, lento y más o menos dificultoso, que requerirá de la energía que hasta ahora empleábamos en otros quehaceres y puesto que el hábito está tan instaurado, se resiste a su transformación.

Suele ser una rebelión inconsciente, aunque a veces no tanto, en ocasiones, la persona se da cuenta del esfuerzo que le supone y puede creerse no preparado para sostenerlo, ya que no sólo ocasionará cambios en sí mismo sino también en sus relaciones. En otras, simplemente es una negación a seguir en terapia, un “no sé, pero basta”.

Continuar o no es decisión del cliente, pero si se confía en el terapeuta y se sigue adelante, este obstáculo, que parece una gran montaña, se convertirá en un simple escalón y despacito se irá subiendo la escalera hacia el bienestar.

Cambiar no es fácil pero aprender a andar tampoco y todos acabamos consiguiéndolo, aunque a veces sigamos tropezando y cayendo.

 

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Las emociones inútiles. http://terapiasgestalt.es/las-emociones-inutiles/ http://terapiasgestalt.es/las-emociones-inutiles/#comments Tue, 08 May 2012 08:27:22 +0000 Terapias Gestalt http://terapiasgestalt.es/?p=725


Existen dos emociones inútiles en nuestras vidas: la culpabilidad y la preocupación; aunque parezcan distantes, si te fijas atentamente, están interconectadas. Te diría más: son los extremos opuestos (polaridades) de una misma situación.

PreocupaciónLa culpabilidad se da cuando despilfarramos los momentos presentes al estar enganchados a una situación pasada, mientras que, la preocupación sería olvidar el presente por una intranquilidad hacia lo que sucederá en un futuro, sería como sentirte culpable por algo que aún no ha sucedido.

Ambas situaciones tienen en común la desconexión con el presente, con lo que realmente está sucediendo aquí y ahora; ambas, también, son situaciones sobre las que no tienes ningún control. Por muy mal que te sientas, no podrás alterar lo que sucedió y, por mucho que te intranquilice, la situación futura será como debe ser, no cambiará a causa de tu inquietud.

La culpabilidad y la preocupación son, quizás, las dos formas más comunes de angustia de nuestra cultura. ¿Qué podemos hacer para evitarlas?

Respira: No esas pequeñas inspiraciones que sueles hacer para sobrevivir. Expulsa todo el aire de tus pulmones y empieza un ciclo de respiraciones conscientes. Haz respiraciones abdominales, es decir, llena en primer lugar tu barriga y luego el pecho; para expulsarlo, sigue el camino inverso. Si persistes un poco, te calmaras.

Relativiza: Nada de lo que hayas podido hacer o puedas llegar a hacer es tan horrible. Todos cometemos errores, revísalos, aprende de ellos y sigue adelante. De los errores se aprende, de los aciertos nunca.

Suelta: Para soltar una situación es necesario prestar atención a lo que realmente sucede en ese momento inmediato. Fíjate en todo lo que te rodea, como objetos o personas; céntrate en ellos, obsérvalos realmente. Si se trata de una entrevista, de un examen o de cualquier cosa en la que hayas de intervenir, prepárala lo mejor que puedas y luego olvídate; sigue con tu día a día. Al principio te costará un poco pero, como todo en esta vida, la fluidez se adquiere con la práctica.

Prémiate: No te castigues. Siempre hay algo por lo que sentirse satisfecho. Diviértete, te lo mereces.

Ya conoces lo que es estar mal.  Intenta cambiar. ¿Qué puedes perder?

 

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