Milarepa, el santo budista.
Milarepa nació en el seno de una familia de campesinos que vivían de la tierra y su padre murió cuando él era muy pequeño.
Su padre, antes de morir, le había pedido a su hermano: “Por favor, cuida de mi esposa y de los niños; asegúrate de que sus campos se cultivan y de que se recogen las cosechas y se cuida del ganado. Hasta que los niños crezcan por favor, cuida de ellos”.
El tío y la tía de Milarepa se aprovecharon de la situación, quedándose con todas las riquezas y las tierras. Aunque Miralepa, su madre y su hermana recogían las cosechas de los campos, sólo les entregaban una pequeña porción de tierra y una cantidad miserable de alimento y ropa, que no era suficiente para que pudieran vivir cómodamente.
Su madre se enfado mucho con esta situación y trató de convencer a los tíos de Milarepa de… Continue reading
Lo que vuelve locos a los hombres
No es la experiencia del día de hoy lo que vuelve locos a los hombres. Es el remordimiento por algo que sucedió ayer, y el miedo a lo que nos pueda traer el mañana.
Robert Jones Burdette
Piensa en ello, si quieres…
Beneficios de la meditación.
De hombres y de mujeres.
A pesar de llevar largos años hablando y trabajando sobre el tema de la igualdad entre los sexos, aun los coletazos que el desequilibrio y las diferencias entre ambos nos crean, nos mandan de un plumazo a cada uno a su esquina del cuadrilátero. Quizás porque estamos enfocando la cuestión desde un lugar erróneo.
“Somos iguales”
Con esta afirmación aun hemos complicado más la situación.
No somos para nada iguales, como tampoco deberíamos generalizar diciendo que “todos los hombres” o “todas las mujeres” lo son. Los miembros de cada género tenemos similitudes entre nosotros, pero de ninguna manera, podemos clasificarnos como iguales; las diferencias de caracteres, las emociones, los sentimientos, cómo vivimos…, nos hacen ser a cada uno seres únicos e irrepetibles.
“Tenemos los mismos derechos”
Este para mí es el verdadero principio, la idea base que ha de movilizar nuestra sociedad. Adultos: hombres y mujeres, jóvenes, adolescentes, niños,… Continue reading
Vuelve la calma
El animal está ladrando. Por el volumen grave que emite puedes imaginar su tamaño, sus fauces, los largos colmillos. Está nervioso y te inquieta.
De abajo llega un ladrido agudo y lastimero. Puedes imaginar su aparente debilidad, el miedo. Está inquieto y te pone nervioso.
Y tú ahí, sentado, deseas en lo más profundo de tu alma que cese el ruido, la pelea. Deseas que aparezca un arma, un rayo divino, que fulmine a las bestias.
Una ligera sonrisa estira tus labios cuando se presenta el pensamiento correcto: los perros no existen y el ruido, el arma, el deseo, son sólo una ilusión. En ese momento, la luz te parte en dos y tú mismo desapareces. Vuelve la calma.
(Autor: Javier Rodríguez-Rey)
Cuando una de nuestras polaridades quiere imponerse es cuando se desencadenan las peleas internas. Darles espacio a ambas nos proporciona equilibrio.
Piensa en ello, si quieres…