El momento oportuno
Hay un momento para todo y un tiempo para cada cosa
bajo el sol: un tiempo para nacer y un tiempo para morir, un tiempo para plantar y un tiempo para arrancarlo plantado; un tiempo para matar y un tiempo para curar, un tiempo para demoler y un tiempo para edificar; un tiempo para llorar y un tiempo para reír, un tiempo para lamentarse y un tiempo para bailar; un tiempo para arrojar piedras y un tiempo para recogerlas, un tiempo para abrazarse y un tiempo para separarse; un tiempo para buscar y un tiempo para perder, un tiempo para guardar y un tiempo para tirar; un tiempo para rasgar y un tiempo para coser, un tiempo para callar y un tiempo para hablar; un tiempo para amar y un tiempo para odiar, un tiempo de guerra y un tiempo de paz.
ECLESIASTÉS
Piensa en ello, si quieres.
Las apariencias.
Cuentan que en cierta ocasión Nasrudin asistió a una casa de baños pobremente vestido, y lo trataron de regular a mal y ya para salir dejó una moneda de oro de propina.
A la semana siguiente fue ricamente vestido y se desvivieron para atenderlo…y dejó una moneda de cobre, diciendo:
-Esta es la propina por el trato de la semana pasada y la de la semana pasada, por el trato de hoy.
Solemos guiarnos por las apariencias, sin mirar verdaderamente lo que hay.
Piensa en ello, si quieres….
Los sentimientos
Cuentan que una vez se reunieron en un lugar de la tierra todos los sentimientos y cualidades de los hombres.
Cuando el ABURRIMIENTO había bostezado por tercera vez, la LOCURA, como siempre tan loca, les propuso: Ah! ¿Jugamos al escondite?. La INTRIGA levantó la ceja intrigada y la CURIOSIDAD, sin poder contenerse, preguntó: Ah! ¿al escondite? y Ah! ¿cómo es eso?. Es un juego, explicó la LOCURA, en que yo me tapo la cara y comienzo a contar desde uno hasta un millón mientras ustedes se esconden; cuando yo haya terminado de contar, el primero de ustedes al que encuentre ocupará mi lugar para continuar el juego.
El ENTUSIASMO bailó secundado por la EUFORIA. La ALEGRÍA dio tantos saltos que terminó por convencer a la DUDA, e incluso a la APATÍA, a la que nunca le interesaba nada.
Pero no todos quisieron participar. La… Continue reading
El calígrafo
Un maestro calígrafo estaba escribiendo algunos caracteres sobre un pedazo de papel. Uno de sus más aplicados estudiantes estaba mirándolo.
Cuando el calígrafo hubo terminado, pidió la opinión del estudiante, quién inmediatamente le dijo que no estaba del todo bien. El maestro lo intentó de nuevo, sin embargo el estudiante volvió a criticar el trabajo.
Una y otra vez, el calígrafo cuidadosamente trazaba los mismos caracteres, y cada vez el estudiante los rechazaba.
Finalmente, cuando el estudiante había desviado su atención y no estaba mirando, el maestro aprovechó la oportunidad de hacer rápidamente los caracteres.
“¡Listo! ¿Cómo está este?”, le preguntó al estudiante. El estudiante se dio vuelta a mirar. “¡ESA… es una obra maestra!” exclamó.
¿De qué depende tu opinión? No existe nada objetivo.
Piensa en ello, si quieres…