Los codependientes son personas que bloquean sus sentimientos y no suelen expresarlos. Existen dos motivos para ello:
1-Expresar lo que uno siente puede ocasionar que el delicado equilibrio familiar se desmorone, ya que el pensamiento que le acompaña (por haberse dado ya en otras ocasiones) es que la persona enferma (tanto sea adicto, como dependiente física o psicológicamente) se altere de tal manera que la situación se tornará aun más conflictiva.
A nuestros sentimientos no se los escucha, por lo tanto nosotros tampoco los escuchamos.
2-Si reconocemos lo que verdaderamente sentimos, estamos “obligados” a hacer algo al respecto: tomar una decisión o efectuar un cambio. Es enfrentarse cara a cara con la realidad y, a veces, eso es demasiado duro.
Sentir da miedo.
Esto no sólo sucede con las personas codependientes: cualquier individuo, en momentos determinados de su vida o de manera más o menos habitual, bloquea sentimientos que inconscientemente se siente incapaz de afrontar.
Lo sentimientos no deben dictar o controlar nuestro comportamiento, pero tampoco podemos ignorarlos, ya que son muy importantes. Si hacemos que los sentimientos se vayan, si los alejamos, nos perdemos una parte importante de nosotros mismos y de nuestras vidas.
Los sentimientos son nuestra fuente de alegría, y también de tristeza, de miedo y de ira. La parte emocional de nosotros es la parte que ríe y la que llora. La parte emocional de nosotros es el centro para dar y recibir la cálida llama del amor. Esa parte de nosotros nos permite sentirnos más cerca de la gente. Esa parte de nosotros nos permite disfrutar del tacto.
Son los indicadores de lo que sucede, si nos sentimos felices, cómodos… sabemos que todo anda bien. Si estamos tristes, de malhumor… sabemos que existe un problema.
Es necesario aceptar toda la gama de sentimientos para vivir una vida plena. No es conveniente discriminar y sentir sólo ciertos sentimientos.
Nunca sentiremos alegría si somos incapaces de sentir dolor.
Los sentimientos son energía; si los reprimimos, nos quedamos sin ella.