Constelaciones

En toda labor donde es posible escoger una corriente determinada de actuación, está claro que cada profesional se decanta hacia la vertiente que le resulta más fiable o la que personalmente le ha funcionado mejor. La psicoterapia no es para nada diferente en este aspecto.

Cualquier interesado en el tema, si dedica un cierto tiempo a informarse sobre lo que cada corriente psicoterapéutica busca y cómo intenta conseguirlo, puede llegar a la conclusión de que las diferencias son mínimas, que la mayoría de las técnicas o recursos utilizados son parecidos. Entonces, ¿qué hace posible que en ciertos individuos una corriente determinada de psicoterapia ayude y otra no? Simple y llanamente, el cliente puede que se sienta, por un lado, más motivado y a gusto con esas pequeñas diferencias y, por el otro, que la afinidad o confianza que siente con el terapeuta sea mayor. De las dos opciones, comúnmente el éxito del proceso tiene más que ver con el buen vínculo con el profesional que con la técnica en sí.

El otro día, durante una sesión en grupo, salió uno de los temas nucleares de cualquier ser humano: las relaciones con los padres y cómo nos afectan y condicionan en nuestra vida cotidiana. Da igual a qué corriente psicoterapéutica pertenezca, todos estamos de acuerdo en la importancia que los progenitores han jugado y juegan en nuestras vidas. Da igual la edad que se tenga, cuando hay ciertos temas que siguen candentes y abiertos, su influencia repercute en todos los ámbitos de nuestro día a día.

En este encuentro, una de las participantes relataba su experiencia cuando tiempo atrás había escogido las Constelaciones Familiares para resolver el conflicto; aunque reconocía que últimamente se había dado cuenta de que a pesar de creerlo zanjado, “este” emergía una y otra vez.

Antes de seguir me gustaría hacer un pequeño inciso y explicar qué entiendo yo por Constelaciones Familiares. Es un tipo de Psicoterapia Sistémica Familiar desarrollado por Bert Hellinger. Tanto en la Psicoterapia Sistémica Familiar más teórica como en esta, se parte de la base de que cualquier conflicto individual se origina o sustenta en las relaciones familiares, es decir, el individuo no es un ente independiente, sino que está estrechamente ligado a todo lo sucedido a su familia de origen, tanto en el pasado como en el presente.

La psicoterapia Gestalt bebe de esta misma fuente: creemos que los conflictos son ocasionados por las relaciones entre los seres humanos y nuestro entorno, por eso recibimos también el nombre de “terapia de contacto”. La diferencia consistiría en que nosotros creemos que se puede trabajar individualmente con el afectado y ellos creen más necesaria la intervención de la familia, ya sea de forma directa y presencial (como sería en la terapia sistémica familiar) como de forma energética mediante representantes (las constelaciones).

El trabajo realizado en las constelaciones consiste en una o varias sesiones donde diversos representantes hacen las veces de los familiares (vivos o no) de la persona y sirve para reescribir el guión de vida que hasta entonces venía ejecutando. Los consteladores dicen que los conflictos se originan porque vivimos según los guiones de vida de nuestros antecesores y que sus situaciones no solucionadas o mal cerradas nos empujan a resolverlas. Es decir, que para liberarnos hay que cerrar todos aquellos temas que no son nuestros, que vamos arrastrando como losas y nos impiden realizarnos y seguir adelante. Estamos anclados de algún modo en historias pasadas.

Hasta aquí no tengo nada que objetar, más aun, he asistido como cliente a más de una y he salido satisfecha de la sesión y de todo lo que se ha movilizado tras ella. Y, aun así, tengo un “pero”, pues creo que no es suficiente.

Al igual que esta muchacha que nos relataba su experiencia, opino que una o varias constelaciones familiares no son suficientes para solucionar el conflicto, creo (y esta es mi humilde opinión) que ayudan pero que no sustituyen el trabajo individual que cada persona debe realizar para avanzar en su crecimiento. Todo ayuda en nuestro proceso, pero sigo opinando que lo que una constelación moviliza debe ser trabajado e integrado desde un lugar más consciente.

Mi propia experiencia como participante me mostró cómo sin comprensión mi situación se movilizó y cambió, pero me hizo falta un trabajo personal y continuado para finalmente colocarme en otro lugar desde el cual poder apreciar y beneficiarme de lo que las constelaciones habían removido.

Por mi trabajo, me encuentro a menudo con personas que pretenden utilizar las Constelaciones, el Reiki o cualquier otra técnica más energética y en la cual su papel es quizás más pasivo, para evitar esforzarse en trabajar y solucionar conscientemente sus conflictos.

Mi experiencia como cliente, primero, y como terapeuta, años más tarde, me inclina a elegir una técnica de trabajo más continuada. Es mi elección como persona y como profesional. Pero mi elección no tiene por qué ser la tuya.

Si tienes alguna duda o te interesa tratar algún tema en concreto puedes contactar conmigo por teléfono o por correo electrónico.