Familia – Terapia Gestalt http://terapiasgestalt.es Teresa Beltran Olivé Thu, 06 Dec 2018 08:27:54 +0000 es-ES hourly 1 https://wordpress.org/?v=4.9.8 Familia: La pertenencia. http://terapiasgestalt.es/familia-la-pertenencia/ http://terapiasgestalt.es/familia-la-pertenencia/#respond Fri, 13 Jul 2018 08:52:10 +0000 http://terapiasgestalt.es/?p=927   Uno de los aspectos que pueden ocasionar el desfase conflictivo entre el ideal de familia y la familia real es el rol (“función que toca cumplir”) que ejecuta cada uno de sus miembros. En nuestra cultura existen ciertas ideas sobre cómo deben comportarse sus miembros y sus relaciones: fidelidad en el matrimonio; obediencia, respeto …

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Uno de los aspectos que pueden ocasionar el desfase conflictivo entre el ideal de familia y la familia real es el rol (“función que toca cumplir”) que ejecuta cada uno de sus miembros. En nuestra cultura existen ciertas ideas sobre cómo deben comportarse sus miembros y sus relaciones: fidelidad en el matrimonio; obediencia, respeto y agradecimiento por parte de los hijos; heterosexualidad como opción; guardar los secretos familiares; ser éticamente correctos… u otras tantas, generalizadas y extensamente compartidas algunas y otras específicas que dependerán de cada familia en concreto.

Todas estas normas marcan el funcionamiento de cada uno de sus miembros y cuando alguna de ellas es transgredida, por el motivo que sea, estalla la crisis.

La cohesión que mantiene unido a un grupo, abarca varias facetas. Por un lado, tenemos el poder ostentado por alguno de sus miembros que sirve como aglutinante. Por otro, los intereses comunes y, finalmente, encontramos la lealtad, que es el “Cumplimiento de lo que exigen las leyes de la fidelidad y las del honor y hombría de bien”, es decir, el sentimiento de solidaridad y compromiso.

En el caso de la familia, por tanto, sería la lealtad el aspecto que con más fuerza mantiene cohesionados a todos sus miembros.

Según  Sterlin y Simon, terapeutas sistémicos, la lealtad puede entenderse como “la expectativa de adhesión a ciertas reglas y la amenaza de expulsión si se transgreden”.

Esta sería la principal razón por la que ante el desacuerdo o la rebeldía de alguno de los miembros de la familia, ante ciertas pautas o criterios, se vea a dicho individuo como a un extraño, siendo rechazado tanto emocional como físicamente según la ocasión o circunstancia.

Algunas de las transgresiones pueden escapar al control de sus miembros y hacerse públicas (problemas con la justicia o las drogas por ejemplo); quizás entonces el individuo o individuos desobedientes pueden ser apartados de manera temporal o definitiva, según sea la circunstancia.

En otros casos la disyuntiva puede aparecer de dos formas:

a) Para poder seguir perteneciendo a su familia, el individuo se siente obligado a mantener un rol con el que no está de acuerdo, es decir, debe dejar de ser él mismo.

b) Para poder ser él mismo ha de dejar de mantener relación con su familia.

En ambas circunstancias el individuo tiene un conflicto de lealtades: si elige ser él mismo, traiciona a su familia; si elige a su familia, se traiciona a sí mismo.

No sólo se siente un paria sino que, seguramente, su ideal de familia se habrá destruido. Si no consigue cerrar esta gestalt (entendida como asunto inconcluso) de manera satisfactoria, se produce entonces un desequilibrio emocional en el individuo que puede llegar a entorpecer su vida cotidiana.

Aunque estoy haciendo hincapié en este miembro de la familia, al que podría llamar sintomático por ser el aparente “causante” del síntoma o diferencia, el desequilibrio emocional ocasionado por la mala gestión de los sentimientos que un enfrentamiento entre lo ideal y lo real puede ocasionar, puede afectar a cualquier miembro, no sólo al rechazado, diferente o sometido. La tensión creada por este tipo de circunstancias, aunque a veces no consciente, es vivida por todos los miembros, cada uno desde su percepción.

Si tienes alguna duda o te interesa tratar algún tema en concreto puedes contactar conmigo por teléfono o correo electrónico.

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La Inteligencia emocional http://terapiasgestalt.es/la-inteligencia-emocional/ http://terapiasgestalt.es/la-inteligencia-emocional/#respond Sat, 26 May 2018 07:46:15 +0000 http://terapiasgestalt.es/?p=892 La Inteligencia emocional es la capacidad de darse cuenta de las propias emociones y las de las demás personas y tener la capacidad de gestionarlas. Es necesario tomar conciencia de lo que uno siente para poder regularlo y no dejarse llevar por la impulsividad, ya que nuestra buena gestión emocional también influirá en la de …

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La Inteligencia emocional es la capacidad de darse cuenta de las propias emociones y las de las demás personas y tener la capacidad de gestionarlas.

Es necesario tomar conciencia de lo que uno siente para poder regularlo y no dejarse llevar por la impulsividad, ya que nuestra buena gestión emocional también influirá en la de los demás y viceversa.

La inteligencia emocional, como lo es también la inteligencia cognitiva (relacionada con la educación académica), es un aspecto social del individuo; dependiendo de la capacidad de gestión será más fácil afrontar y superar los retos que presenta la vida.

Cuando se habla de la educación emocional, se abarca un concepto mucho más amplio: aportaciones de la neurociencia, investigaciones sobre el bienestar subjetivo (autoaceptación, relaciones positivas con los demás, autonomía, dominio del ambiente, propósito en la vida y crecimiento personal), el concepto de fluir…

Desde hace décadas se habla de la importancia de la educación emocional en los adultos. Profesionales de la educación, de la sanidad y de la psicoterapia hacen hincapié en la necesidad de enfocarnos hacia el ámbito infantil y juvenil para conseguir que realmente los individuos crezcan de manera sana y equilibrada.  Se detecta cada vez más un aumento de desequilibrios relacionados con la salud mental en los menores como son los trastornos de comportamiento (trastornos de conducta y déficit de atención e hiperactividad), la ansiedad, la depresión y la anorexia.

Aunque aún no de manera generalizada, existe ya una cierta implantación de la educación emocional en el sistema educativo y se van comprobando los beneficios de la misma: disminución de ansiedad, estrés, indisciplina, comportamientos de riesgo, conflictos… junto con un aumento de la tolerancia a la frustración, resiliencia ( la capacidad que tiene una persona o un grupo de recuperarse frente a la adversidad para seguir proyectando el futuro) y bienestar emocional.

Si enseñamos a nuestros hijos a manejar sus emociones, tendrán las herramientas para enfrentarse a las múltiples y diversas circunstancias de la vida de manera sana, consiguiendo con ello evitar en muchos de los casos:

1) Su implicación en el consumo de drogas.

El inicio del consumo muchas veces viene propiciado por el impulso gregario del joven. Como miembro de una pandilla, se introduce en ello al igual que el resto. A veces no es una decisión individual, sino un acto social al que no se sabe decir “no” por miedo al rechazo, o por falta de autoestima al no saber sostener las propias decisiones. Otras veces el motivo es un sentimiento autodestructivo originado por la insatisfacción que acompaña a la desconexión y mala gestión emocional. Una vez iniciado el consumo, si desgraciadamente el joven es adicto (la adicción es una enfermedad), será muy difícil la vuelta atrás.

2) Violencia y delincuencia.

Cuando no se saben reconocer las emociones, se bloquean hasta que el organismo no puede soportarlas por más tiempo y entonces surgen de manera descontrolada. Además, al no gestionarlas correctamente se pierde la capacidad empática.

3) Comportamientos de riesgo: conducción temeraria, sexo indiscriminado…

La insatisfacción emocional origina una búsqueda de “placeres intensos y momentáneos”.

Como padres tenemos la obligación de educar a nuestros hijos para que puedan vivir de la manera más sana y feliz. Aprender a gestionar nosotros en primera instancia las emociones es el paso inicial, paralelamente a nuestro ejemplo deben también participar el resto de los estamentos sociales para poder instruirles a ellos.

Si tienes alguna duda o te interesa tratar algún tema en concreto puedes contactar conmigo por teléfono o correo electrónico.

 

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Educación emocional: Competencias emocionales. http://terapiasgestalt.es/educacion-emocional-competencias-emocionales/ http://terapiasgestalt.es/educacion-emocional-competencias-emocionales/#respond Mon, 22 Jan 2018 10:55:05 +0000 http://terapiasgestalt.es/?p=776   La educación emocional, seria la estrategia para desarrollar las competencias emocionales. Por competencia entiendo la capacidad de movilizar adecuadamente el conjunto de conocimientos, capacidades, habilidades y actitudes necesarias para realizar actividades diversas con un cierto nivel de calidad y eficacia; en este caso se trataría de todos los aspectos relacionados con la gestión de …

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La educación emocional, seria la estrategia para desarrollar las competencias emocionales.

Por competencia entiendo la capacidad de movilizar adecuadamente el conjunto de conocimientos, capacidades, habilidades y actitudes necesarias para realizar actividades diversas con un cierto nivel de calidad y eficacia; en este caso se trataría de todos los aspectos relacionados con la gestión de las emociones.

Algunas de las competencias emocionales más representativas, serian las siguientes:

Conciencia emocional: consiste en conocer las emociones propias y las de los demás. Para ello es necesario saber distinguir entre emociones, pensamientos y acciones, comprender las causas y consecuencias de las emociones, valorar su intensidad y, reconocer y utilizar el lenguaje apropiado en relación a todo ello.

Técnicas: Observación del comportamiento propio y de las personas que nos rodean.

Regular las emociones: consiste en responder adecuadamente a las emociones que experimentamos. No hay que confundir con la represión que sería la supresión total de su manifestación. De lo que se trata es de saber cuándo, cómo y en que intensidad poder mostrarlas. Sería un equilibrio entre la represión y el descontrol. Gracias a esta regulación se consigue una mayor tolerancia a la frustración, el manejo de la ira, la capacidad de retrasar gratificaciones, desarrollar la empatía… habilidades que ayudan a afrontar mejor situaciones de riesgo (violencia, drogas, conducción temeraria…)

Técnicas: control del estrés mediante la respiración, relajación, meditación…; el diálogo interno; autoafirmaciones positivas; asertividad…

Autonomía emocional: consiste en la capacidad de no verse afectado seriamente por los estímulos del entorno (su disfuncionalidad sería la dependencia). Se trata de ser vulnerable y sensible pero con límites claros. Es un equilibrio entre la dependencia y la desvinculación.

Técnicas: reforzar la autoestima, la autoconfianza, la automotivación, la autoeficiencia y la responsabilidad.

Habilidades socioemocionales: son un conjunto de competencias que nos posibilitan las relaciones interpersonales. Es evidente que las relaciones interpersonales están trenzadas de emociones.

Técnicas: desarrollar la escucha y por tanto de la empatía.

Competencias para la vida y el bienestar: sería adquirir la capacidad de adquirir ciertas actitudes, valores y habilidades para promover el bienestar personal y social. Los estados emocionales pueden construirse.

Técnicas: estar en el aquí y ahora, aceptación de la realidad, fluir con lo que hay en lugar de forzar situaciones…

Estas habilidades o competencias están bastante dañadas actualmente en los adultos y es necesario poner los medios necesarios para evitar que las generaciones futuras sigan este nefasto ejemplo. Las deficiencias de esta falta de educación emocional ya se están haciendo notar en nuestros niños y jóvenes, que cada vez más sufren de trastornos emocionales.

Si tienes alguna duda o te interesa tratar algún tema en concreto puedes contactar conmigo por teléfono o correo electrónico.

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Maternidad: Dos visiones http://terapiasgestalt.es/maternidad-dos-visiones/ http://terapiasgestalt.es/maternidad-dos-visiones/#respond Tue, 21 Nov 2017 12:40:34 +0000 http://terapiasgestalt.es/?p=737   Este sería (al menos por ahora, “nunca sabemos lo que nos deparará el futuro”) el último artículo sobre los mitos o creencias sobre la maternidad. He escogido, para finalizar, hacer una pequeña reseña sobre estos dos libros.  “Tenemos que hablar de Kevin” de Lionel Shriver Creo recordar que, en uno de los periódicos donde …

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Este sería (al menos por ahora, “nunca sabemos lo que nos deparará el futuro”) el último artículo sobre los mitos o creencias sobre la maternidad. He escogido, para finalizar, hacer una pequeña reseña sobre estos dos libros.

 “Tenemos que hablar de Kevin” de Lionel Shriver

Creo recordar que, en uno de los periódicos donde se anunciaba la película que hicieron basándose en él, se subtitulaba el artículo como “El mito de la maternidad”.

Por una parte nos encontramos con una mujer que decide ser madre sin convicciones claras al respecto y que no sabe cómo afrontar la dura realidad que se le presenta. Por el otro lado:

1-Un niño difícil. Su esencia, unida a los mensajes contradictorios sobre las emociones que recibe de su entorno más íntimo, le convierten en un individuo oscuro.

2-Un padre cegado. Un hombre que sólo se da cuenta de la falta de maternaje de su esposa pero en ningún momento de los graves problemas psicológicos que arrastra su hijo y de cómo él colabora en la situación.

Tanto la película como el libro son muy recomendables, aunque el libro puede tratar el tema con mayor profundidad y, por tanto, es mucho más rico en matices.

 Dejando de lado la figura oscura del hijo, es el personaje de la madre el que resulta asombroso por su crudeza. La forma atípica de enfrentarse a la norma social establecida convierte a esta mujer, tanto para ella como para sus congéneres, en un ser casi tan monstruoso como su mismo hijo.

“Por favor, cuida de mamá”  de Kyung-Sook Shin.

Este libro nos da una visión más conocida, aunque no reconocida, de la maternidad.

A lo largo del libro, los diferentes integrantes de una familia coreana, a raíz de la desaparición de la madre, narran sus pensamientos y emociones, asumiendo por primera vez quién era ella, no sólo como madre sino también como mujer, además de comprender lo que hacía por todos y cada uno de ellos. Estas reflexiones les llevarán a plantearse una visión diferente de sí mismos.

Muy bien escrito, refleja un mundo rico de sentimientos y emociones, extrapolables a cualquier ser humano al margen de su cultura.

Naturalmente que estos no son los únicos ejemplos en la literatura que nos presentan cómo las mujeres y su entorno viven la maternidad, pero me han parecido significativos por lo aparentemente dispares: una, enarbola su diferencia convirtiéndose en una paria a la que nadie desea ver y, la otra, vive su vida oculta a los ojos de todos y sólo se hace visible cuando por fin desaparece físicamente.

Ambos son buenos libros para leer independientemente, juntos son un buen motivo para la reflexión.

Si tienes alguna duda o te interesa tratar algún tema en concreto puedes contactar conmigo por teléfono o correo electrónico.

 

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Madres: un asunto personal. http://terapiasgestalt.es/madres-asunto-personal/ http://terapiasgestalt.es/madres-asunto-personal/#respond Fri, 10 Nov 2017 11:53:07 +0000 http://terapiasgestalt.es/?p=728   La maternidad es un asunto íntimo y personal. Sí y no. Sí es un asunto íntimo y personal: Nadie puede, ni debe, obligar a la pareja o a alguno de sus miembros a tener descendencia. Es una decisión demasiado importante como para ser tomada a la ligera. Todas las decisiones y acciones de nuestra …

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La maternidad es un asunto íntimo y personal.

Sí y no.

Sí es un asunto íntimo y personal:

Nadie puede, ni debe, obligar a la pareja o a alguno de sus miembros a tener descendencia. Es una decisión demasiado importante como para ser tomada a la ligera.

Todas las decisiones y acciones de nuestra vida nos afectan desde el momento en que son tomadas y marcan nuestro futuro, además de que pueden afectar la vida de otros seres humanos. En este caso, el condicional da paso a una realidad: esta decisión marca el nacimiento de una nueva vida y durante bastante tiempo nuestra influencia en ella.

¿De quién es la decisión última de tener o no un hijo?: ¿de la madre?, ¿de ambos?

Este ha sido uno de los grandes dilemas y la revolución feminista tuvo un gran peso en su dilucidación: “mi cuerpo es mío”, por lo tanto, muchas mujeres tomaron la decisión de “mi embarazo es mío”.

Si hasta ahora habíamos cargado a la mujer con todas las responsabilidades (crianza, conciliación laboral y familiar, educación…) no es extraño que, en compensación, también fuese ella la que quisiera decidir “si hipoteca o no su vida”, ya que, además de los cambios físicos y emocionales que conlleva un embarazo (pasar por un parto o abandonar el mercado laboral durante cierto tiempo, con las secuelas profesionales que eso suele acarrear) sabía que, pasase lo que pasase, es decir, acompañada o sola, seria ella quien debía hacerse cargo de la situación. No es sorprendente, pues, que quisieran ser ellas las que decidiesen en última instancia. Afortunadamente cada vez más esta forma de funcionar está cambiando y dando paso a una relación más igualitaria entre las parejas.

No es sólo un asunto íntimo y personal:

Esta sería la otra parte de la ecuación. Tener hijos es un asunto social porque tiene que ver con la continuidad de la humanidad como especie. La maternidad no es un problema estrictamente personal porque se trata de una actividad que aporta al conjunto social los recursos clave para su subsistencia, es decir, los recursos humanos, sin los cuales no podríamos garantizar la reproducción y continuidad de la sociedad.

Las mujeres trabajadoras son socialmente las más productivas, no sólo colaboran en el mercado laboral con su trabajo profesional, sino que, además, llevan a cabo un segundo trabajo en el seno familiar: la crianza y educación de los hijos.

Si la sociedad se tomara más en serio esta segunda labor, habría más servicios para las madres trabajadoras, más guarderías y apoyos para impulsar sus carreras profesionales, lo que redundaría en un “maternaje” más feliz y menos estresante.

Cuando la sociedad valore más el trabajo de la crianza de los hijos e hijas, las madres trabajadoras podrán llevar una vida equilibrada sin tener que pagar los altos costos personales que muchas siguen pagando en la actualidad.

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Madres: trabajo y maternidad. http://terapiasgestalt.es/madres-trabajo-maternidad/ http://terapiasgestalt.es/madres-trabajo-maternidad/#respond Tue, 24 Oct 2017 11:18:44 +0000 http://terapiasgestalt.es/?p=714   No es tan difícil conciliar trabajo y maternidad. Afortunadamente, ya se está reconociendo  lo que se ha dado en llamar la “doble jornada” de trabajo de todas esas mujeres que, además de cuidar de su familia, continúan trabajando fuera del hogar. Sin embargo, hasta hace pocos años, se tenía la creencia de que la …

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No es tan difícil conciliar trabajo y maternidad.

Afortunadamente, ya se está reconociendo  lo que se ha dado en llamar la “doble jornada” de trabajo de todas esas mujeres que, además de cuidar de su familia, continúan trabajando fuera del hogar. Sin embargo, hasta hace pocos años, se tenía la creencia de que la mujer era capaz de ocuparse de todo y esta existía gracias a una base sólida y comprobada: la mujer podía con todo.

El precio que pagaba por semejante esfuerzo es otra cosa;  pero la realidad es que la mujer hacía y hace acopio de valor y arremete con todo para salir adelante.

Si dejamos de lado todos los problemas que nuestro tipo de cultura arrastra, la mujer ha podido con todo. Si analizamos con un poco más de profundidad el tipo de vida que llevamos y los conflictos emocionales que arrastramos, no ha ido la cosa tan bien.

No quiero decir con esto que todos los problemas sean culpa de la mujer, ni mucho menos. Mi intención es señalar la poca credibilidad que tiene esta afirmación.

La mujer se ha hecho cargo de su vida laboral y familiar a costa de un alto precio, tanto para ella misma como para su descendencia. Del mismo modo que el hombre arrastra sus problemas (ya hablaremos en otro momento de ellos) y su influencia en su progenie.

La vida cotidiana de muchas mujeres demuestra una y otra vez que las cosas son bastante más complicadas pues, la mayor parte de las veces, las mujeres que trabajan y tienen hijos se ven a sí mismas con una carga de trabajo extenuante, exigente y muy difícil de sobrellevar.

La vida laboral se resiente y, lo que es más importante, la inteligencia emocional de los hijos mucho más. Sin embargo, quiero recordar aquí que, a pesar de la afirmación que acabo de realizar, la responsabilidad de ello no es exclusiva de la madre y, aun así, somos las mujeres las que nos sentimos mal cuando la conciliación de ambas facetas de nuestra vida resulta problemática.

Cuidar de los hijos consume mucho tiempo, ¿de dónde extrae este tiempo una mujer que trabaja fuera del hogar?:

– Horas de sueño: Las madres trabajadoras duermen menos que nadie. El promedio va de 4 a 6 horas por día.

– Tiempo libre: Una madre que trabaja generalmente no tiene tiempo para sus amigas y muchas veces ni para ella misma.

-Desarrollo personal y profesional: Muchas madres trabajadoras se ven obligadas a aceptar trabajos de media jornada que les permitan compaginar su trabajo con el cuidado de su familia, pero estos trabajos generalmente ofrecen bajos sueldos y pocas posibilidades de desarrollo profesional.

Aunque, desde niñas, a todas las mujeres se nos vende el producto de que todo este esfuerzo se hace por amor y será siempre compensado por el cariño de los hijos, la realidad no confirma la creencia.

Aunque el amor materno es un “amor incondicional”, el coste individual que ocasiona la maternidad es obvio. La dificultad en compaginar ambos conceptos, hace que no resulte sencillo para las madres hacer mención de los costos personales que tiene el ejercicio de este “deber femenino”.

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Madres: la responsabilidad http://terapiasgestalt.es/madres-la-responsabilidad/ http://terapiasgestalt.es/madres-la-responsabilidad/#respond Mon, 09 Oct 2017 10:00:52 +0000 http://terapiasgestalt.es/?p=697   Las madres son las principales responsables del cuidado de los hijos. Esta sería una de las creencias que ya no se suele reconocer, incluso verbalmente se suele rebatir diciendo que no es cierta, tanto unas como otros enarbolan la bandera de la igualdad; hasta es posible que se ponga como ejemplo la baja maternal …

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Las madres son las principales responsables del cuidado de los hijos.

Esta sería una de las creencias que ya no se suele reconocer, incluso verbalmente se suele rebatir diciendo que no es cierta, tanto unas como otros enarbolan la bandera de la igualdad; hasta es posible que se ponga como ejemplo la baja maternal masculina o la ley laboral sobre conciliación familiar.

A pesar de ser cierto, a nivel social sigue sin existir una buena ley de conciliación y la baja masculina por maternidad es más un símbolo que una realidad, ya que mientras los sueldos de los hombres sean más elevados que los de las mujeres, pocas familias optan por tal opción.

Entonces, ¿qué sucede realmente?, ¿quién inclina la balanza a la hora de tomar la decisión sobre quién se hará cargo del bebé y durante cuánto tiempo? Sabemos que suele ser la madre quien asume esta tarea, quiera o no hacerlo. Aceptamos que al padre le cueste, y la sociedad le ayuda, pero ¿aceptaríamos acaso que la madre pusiese reparos? Si ambos han decidido tener hijos, ¿por qué una es más responsable que el otro?

happy young family

Cuando, pasada la baja maternal, la mujer se reincorpora al mundo laboral, sigue asumiendo este rol que ha incorporado en los primeros tiempos y pocas son las que comparten equilibradamente la crianza con el padre de la criatura; en el mejor de los casos “delegan” parte de sus tareas: duchas infantiles, algunas cenas nocturnas, a veces las visitas al pediatra… Llevarlos y recogerlos de la escuela es uno de los pocos actos que “si su horario laboral lo permite” el padre hace de manera gustosa.

Existe una soterrada y oculta convicción de que los hijos son propiedad de la madre; suya es la responsabilidad de cómo son, de lo que hacen y de lo que les pasa. Una presunción silenciosa pero, al tiempo, evidente en el quehacer cotidiano e inequívocamente visible cuando aparece cualquier tipo de conflicto. Incluso es posible llegar a oír, si la relación matrimonial fracasa, frases del tipo: “tú lo pariste, pero a mí, ¿quién me asegura que es mío?”

A pesar de que ahora mismo se oigan gritos de protesta, ¿cuántas mujeres divorciadas o separadas han oído estas o frases similares y cuántas de ellas consiguen compartir de manera equilibrada la crianza de sus hijos en todos los aspectos con sus exmaridos?

¿Cuántas mujeres casadas  son las que deciden solas qué actividades extraescolares harán sus hijos o qué canguro es la mejor de todas a las que ha entrevistado para quedarse con los niños mientras ambos padres trabajan? (Me refiero a “canguro” en femenino, porque pocos candidatos masculinos se presentan y, además, ¿a cuántos se aceptaría, a no ser que sean los propios hermanos?). ¿Cuántos hombres se preocupan de lo que comió o debe comer el niño?, ¿cuántos dejan preparadas las mochilas, la ropa o cualquier cosa necesaria para sus hijos?

No negaré que cada vez la responsabilidad de la crianza de los hijos está siendo más compartida por ambos miembros de la pareja, pero hay que reconocer que, en los momentos de conflicto, es cuando realmente aflora esta creencia velada, porque cuando una pareja se separa los padres no suelen pelearse para que los hijos se queden a su cargo: fines de semana sí, todos los días… ¡hablemos!

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Madres: La genética http://terapiasgestalt.es/madres-la-genetica/ http://terapiasgestalt.es/madres-la-genetica/#respond Wed, 20 Sep 2017 10:49:22 +0000 http://terapiasgestalt.es/?p=673   Todas las mujeres están preparadas genéticamente para ser madres. Parece ser que existe una extendida creencia que dice que todas las mujeres, de cualquier raza o credo, tienen un gen que las programa para ser madres experimentadas, que seguimos teniendo ese instinto animal que nos indica qué hacer y cómo en cada ocasión. Vamos, …

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Todas las mujeres están preparadas genéticamente para ser madres.

Parece ser que existe una extendida creencia que dice que todas las mujeres, de cualquier raza o credo, tienen un gen que las programa para ser madres experimentadas, que seguimos teniendo ese instinto animal que nos indica qué hacer y cómo en cada ocasión. Vamos, que llevamos el manual de instrucciones insertado en el ADN.

Deberíamos distinguir aquí lo que algunos expertos han dado en llamar “la maternidad” y “el maternaje”.

Maternidad: “Estado y cualidad de madre”.

Maternaje: “Se refiere al conjunto de procesos psico-afectivos que se desarrollan e integran en la mujer en ocasión de su maternidad” (Recamier)

Según las definiciones, es evidente que, salvo problemas físicos específicos, todas las mujeres, biológicamente hablando, están preparadas para ser madres. Sin embargo, cuando se trata de las actividades que implican la crianza y el cuidado de los hijos, que pueden ser realizadas tanto por las mujeres como por los hombres, la situación no es tan innegable.

Antes de la revolución sexual de los años sesenta el maternaje era una de las actividades propias de las mujeres. Socialmente estaba así establecido. Las mujeres criaban a sus hijos y enseñaban a su vez a sus hijas a cuidar de sus hermanos.

Este movimiento criticó duramente el concepto de maternidad como fin único de la mujer y, a causa de ello, han cambiado muchos aspectos sociales desde entonces.

Los estudios científicos han demostrado que el maternaje está totalmente influido por la cultura. La mayoría de las mujeres de hoy no son como nuestras antepasadas y no han aprendido dentro del contexto familiar las costumbres que hicieron de nuestras abuelas las madres por excelencia: sabían cómo hacerlo todo.

Actualmente, muchas mujeres, por el tipo de vida urbano, no han tenido contacto con menores a lo largo de su vida y llegan al momento de la crianza con un total desconocimiento sobre cómo cuidar niños.

Su incorporación al mercado laboral ha originado que las costumbres cambien y la crianza de los hijos no ha sido una excepción. Su cuidado se ha compaginado entre ambos progenitores, ayudados en muchos casos por los abuelos u otras personas contratadas para ello. Tampoco hay que olvidar a las instituciones (como guarderías o escuelas) donde el menor acaba pasando más tiempo que en su propia casa.

Muchas mujeres no han podido beneficiarse de las enseñanzas familiares, ya que ellas mismas han crecido alejadas de ese ejemplo.

Todo esto ha dado paso a una necesidad de información que se ha suplido con la proliferación de revistas especializadas en el tema y la creciente visita de las madres a especialistas de distintos campos para conseguir la información necesaria: pediatras, nutricionistas, psicólogos…

A pesar de que la evidencia es clara, muchas personas siguen creyendo que estas mujeres son “raras y desnaturalizadas” por no saber lo que hay que hacer. Si un hombre no sabe cómo mantener a su bebe en brazos, es normal. Sin embargo, si es la madre quien duda en su primer intento, tanto ella misma como su entorno pueden pensar que… Eso es insólito.

No dejes que las creencias te marquen, cuestiona tus ideas y sé valiente para afrontar los retos de tu vida, sean los que sean.

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Madres: El instinto materno http://terapiasgestalt.es/madres-instinto-materno/ http://terapiasgestalt.es/madres-instinto-materno/#respond Thu, 17 Aug 2017 09:09:49 +0000 http://terapiasgestalt.es/?p=651   Sobre la maternidad se ha hablado y se sigue hablando extensamente. A su alrededor circulan toda una serie de mitos que a muchas mujeres nos han hecho sentir como unos verdaderos monstruos. Creo conveniente recordar que, a pesar de que algunas creencias son aceptadas por la mayoría de la sociedad, esta circunstancia no las …

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Sobre la maternidad se ha hablado y se sigue hablando extensamente. A su alrededor circulan toda una serie de mitos que a muchas mujeres nos han hecho sentir como unos verdaderos monstruos.

Creo conveniente recordar que, a pesar de que algunas creencias son aceptadas por la mayoría de la sociedad, esta circunstancia no las convierte en dogmas o verdades irrefutables necesariamente. Cuando nuestra propia experiencia nos enfrenta a ellas, haciendo evidente la divergencia de nuestra realidad con el ideal aprendido, puede que nos convirtamos en unas mentirosas,  incapaces de sostener la propia versión de la situación, aparentando ante el mundo y ante  nosotras mismas el papel adjudicado.

Nos sentimos, a pesar de la ocultación,  como monstruos alienígenas, ya que raras son las mujeres valientes capaces de compartir ciertos sentimientos sobre este tema.

 

El instinto materno.

Existe la creencia de que las mujeres tenemos un chip en nuestro interior que en determinado momento se dispara y nos hace desear ser madres a toda costa. Muchas de nosotras, conforme llegamos a la edad adulta, compartiendo nuestra vida en pareja, nos sorprendemos alguna vez escuchándonos por si oímos la llamada, el clic en cuestión que nos indique que llegó el esperado momento.

Cuando esto no sucede, en lugar de aceptar que la naturaleza ya no es lo que era, que la evolución durante siglos de sociedad industrializada nos ha vuelto menos animales y hemos perdido por el camino bastante de nuestro instinto (no entraré aquí a opinar sobre lo negativo o no de este hecho), nos obsesionamos pensando que algo malo nos sucede, que no somos normales  y que, a pesar de no sentir este impulso, quizás debamos tener un hijo: “no sea que, más adelante, pueda arrepentirme por no haberlo hecho”.

A veces sucede lo contrario: estando solas sin pareja, nos parece oír el insistente clic clic del reloj biológico correr y nos aterra pensar que se nos puede “estar pasando el arroz”. Realmente, no nos planteamos si deseamos o no ser madres, nos pesa el pensar que quizás estamos perdiendo la opción de serlo.

Quizás, una vez tomada la decisión, después de dar a luz, ¿dónde está ese sentimiento de amor incondicional que se supone debe inundarnos?

“Es la experiencia más maravillosa”. “Sentí una gran emoción, se me saltaban las lagrimas”. “El dolor del parto es el que se olvida más fácilmente”.

Frases similares a estas las hemos oído todos, nos dan a entender que tener hijos es algo especial y único cuando el parto, no nos engañemos, es el acto común y necesario para la perpetuación de cualquier especie animal. No pretendo quitarle importancia, tan sólo quisiera extraerle ese falso glamour del que se ha rodeado.

No hace tantos años atrás, nuestras abuelas daban a luz en el campo y la “maravillosa experiencia” quedaba reducida a una experiencia más de ese día, ya que, muchas de ellas, debían seguir trabajando.

Este es el primero de una serie de artículos donde iré profundizando en el tema de los mitos y creencias sobre la maternidad. Por ahora, simplemente reflexiona sobre cuánto de verdad hay en tus pensamientos al respecto, date cuenta de tus verdaderos deseos, del peso de la sociedad o de las creencias familiares con las que has crecido y habla sinceramente con otras personas al respecto. Puede que te sorprendan sus opiniones.

Los hijos han de ser fruto del amor y del deseo, ya que son regalos con impuestos incluidos, como con el dinero de la lotería: no pagas por el premio en sí mismo, sino por lo que haces con él.

Si tienes alguna duda o te interesa tratar algún tema en concreto puedes contactar conmigo por teléfono o correo electrónico.

 

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Relaciones con los hijos http://terapiasgestalt.es/relaciones-los-hijos/ http://terapiasgestalt.es/relaciones-los-hijos/#respond Sat, 22 Jul 2017 08:03:38 +0000 http://terapiasgestalt.es/?p=616 ¿Cómo entendemos qué es ser responsable? Habitualmente solemos hacerlo como una obligación hacia un hecho o una persona. Actuar desde el deber nos obliga a intervenir en situaciones o tomar decisiones que le corresponden a otro; también a arrastrar sentimientos de culpabilidad o de rabia cuando la situación no cumple nuestras expectativas. Cuando somos padres, …

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¿Cómo entendemos qué es ser responsable?

Habitualmente solemos hacerlo como una obligación hacia un hecho o una persona.

Actuar desde el deber nos obliga a intervenir en situaciones o tomar decisiones que le corresponden a otro; también a arrastrar sentimientos de culpabilidad o de rabia cuando la situación no cumple nuestras expectativas.

Cuando somos padres, la situación es evidente. Tenemos la responsabilidad de velar y nutrir a nuestros hijos, ya que durante años dependen de nosotros. Hemos de proporcionarles “todo lo necesario” para su subsistencia.

Este dar “todo lo necesario” es lo que nos lleva al conflicto: nos hace creer omnipotentes, que su futuro, que el “cómo” son, depende de nosotros y que tenemos en contrapartida derecho a pedir (ya que lo hacemos todo por su bien) que actúen y sean como nosotros queremos.

Olvidamos que esta responsabilidad no es una obligación, es una elección. Nosotros hemos querido ser padres, incluso, los que dicen que no. En su momento tomaron una decisión, hicieron una elección: escogieron seguir adelante.

Regalar es elegir dar algo a alguien y no implica devolución o intercambio alguno. Es un acto gratuito, generoso, desinteresado. Elegimos tener hijos, les hemos regalado la vida y nos hacemos responsables de ellos durante el tiempo que lo necesiten, pero no podemos ni debemos hacerles pagar peaje por ello.

También olvidamos que nuestros hijos son individuos con necesidades, sentimientos e intereses, ajenos a los nuestros. No son escisiones, sino descendientes (del latín descendĕre: derivar de, bajar de), proceden de nosotros pero no son partes nuestras.

Tanto mirar hacia ellos, dejamos de ver. Tenemos una idea de cómo deben ser y vamos en su búsqueda, ciegos a cómo son realmente y a cómo podemos ayudarles.

Y lo que es más grave y repercute en todos, es el olvido de nosotros mismos. Dejamos de ver lo que hacemos, lo que queremos, lo que ocasionamos. En lugar de hacer camino juntos, convertimos este tiempo con nuestros hijos en una carrera de obstáculos.

Hay veces que queremos que hagan algo y no nos damos cuenta de que se lo ponemos muy difícil con nuestra actuación. Nuestro “velar” (velar1: (Del lat. Vigilāre. Observar atentamente algo) por ellos, se convierte en una venda que nos tapa los ojos y nos impide darnos cuenta de cómo nuestra intervención o, por el contrario, nuestra omisión crea en su actitud el efecto contrario al deseado.

Para intentar conseguir una buena relación, tanto con nuestros hijos como en general, deberíamos tener en cuenta ciertos aspectos:

1 – Reconocimiento y aceptación, tanto de los propios sentimientos y pensamientos como de los del otro.

2 – ¿Qué quiero y a quién beneficia?

3 – ¿Cómo pienso conseguirlo?

4 – ¿Hasta dónde estoy dispuesto a llegar para lograrlo?

5 – ¿Qué pasa si no lo consigo?

La respuesta a estas preguntas nos lleva a darnos cuenta de que la mejor manera de relacionarnos es:

Siendo flexibles, Respetuosos y Justos

Nuestra forma de relacionarnos marca mucho más la relación de lo que pensamos. No debemos actuar desde el “tengo que” sino desde el “quiero” y aceptar que el otro, sea quien sea, tiene el mismo derecho que yo a “querer”. Desde este lugar de igualdad y de aceptación de lo que hago y cómo lo hago, es más fácil llegar a un entendimiento.

Pero debemos ser realistas y aceptar que quizás nuestros hijos, como seres humanos independientes y pese a nuestras buenas intenciones y actuaciones, acaben haciendo, siendo o teniendo, problemas que no les deseamos.

Si esto sucede, y hemos conseguido aceptar la responsabilidad como lo que verdaderamente es, la capacidad de ser consciente de lo que hago en cada momento desde la aceptación y no desde la carga, es posible que la situación sea algo menos traumática.

Ya que, en la vida, no es todo como quisiéramos, ES COMO ES.

Si tienes alguna duda o te interesa tratar algún tema en concreto puedes contactar conmigo por teléfono o correo electrónico.

 

 

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