Psicoterapia

 

La Psicoterapia no es una medicina (“Ciencia y arte de precaver y curar las enfermedades del cuerpo humano”), ni mucho menos un medicamento (“Sustancia que, administrada interior o exteriormente a un organismo animal, sirve para prevenir, curar o aliviar la enfermedad y corregir o reparar las secuelas de esta”), es un acompañamiento que nos ayuda en la resolución de nuestros conflictos.

Muchas de las personas que buscan ayuda terapéutica olvidan que está en sus manos, y no en las del profesional, solucionar su situación. No hay varitas mágicas que resuelvan los conflictos con un simple toque, no hay magia fulminante que sea capaz de cambiar el malestar por dicha.

Tal como dice Lou Marinoff en su libro “Más Platón y menos Prozac”:

Mas las respuestas fáciles no existen. La única manera de obtener una solución real y duradera a un problema personal consiste en abordarlo, resolverlo, aprender de él y aplicar lo que se aprenda en el futuro.

Es bueno recordar el origen etimológico de las palabras, ser conscientes verdaderamente del significado puede ayudarnos. En el ámbito cotidiano, la palabra “terapia” se asocia al ámbito médico. Si observamos su origen, proviene de la voz griega “therapeia”  que significa “cuidado, curación”. Si buscamos “terapéutica” se deriva de “therapeutik”, que se traduce como  “servir, cuidar”. Y “terapeuta” viene de  “therapeutés” que significa “servidor”.

Por otro lado, teniendo en cuenta que “terapia” se asocia al concepto “tratamiento”, buscando la acepción más precisa del diccionario de la Real
Academia (“trato”) nos encontramos que indica la forma de comunicarse y comportarse con el otro.

Podemos  ver también que la palabra “psicoterapia” procede de dos palabras griegas, “therapeuein” y “psykhé” y ninguna de las dos proviene del campo de la medicina. “Therapeuein” significaría “prestar atención a” y “Psykhé”  sería “alma”, “aliento” o “carácter”.

Teniendo en cuenta esto último, si tomamos como Psicoterapia la atención que se le presta al alma, podríamos decir sin fallar a la verdad que un párroco, un rabino o un imán son psicoterapeutas. Si la atención se presta al aliento, un instructor de yoga, un maestro en meditación e incluso un profesor de flauta podrían ser considerados psicoterapeutas. Y si prestamos atención al carácter, tal como dice el mismo Marinoff, hasta un consejero filosófico puede ser considerado psicoterapeuta.

Particularmente, estoy de acuerdo en todas estas acepciones y la realidad me demuestra que cada uno de nosotros buscamos este “cuidado” o “terapia” en la persona que nos ofrece el “trato” o “tratamiento”  que mejor se adapta a nuestro modo de ser.

La psicoterapia Gestalt reúne, a mi modo de ver, las tres líneas de trabajo:

presta atención al alma: desde su vertiente más transpersonal,

al aliento: la respiración como anclaje

al carácter: acompañar al otro en su viaje de exploración y descubrimiento.

También es para mí filosofía de vida (“Conjunto de saberes que busca establecer, de manera racional, los principios más generales que organizan y orientan el conocimiento de la realidad, así como el sentido del obrar humano”): caminar conscientemente por la vida, sola o en compañía, apreciando en cada momento y compartiendo, si es posible y conveniente, lo que esta me ofrece, sea lo que sea.

Si tienes alguna duda o te interesa tratar algún tema en concreto puedes contactar conmigo por teléfono o correo electrónico.

 

 

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