Enfermedades: ¿físicas, psíquicas o psicosomáticas?

 

Los conflictos trabajados en terapia no es necesario que sean sólo de tipo caracterial o de relación, también las llamadas enfermedades físicas tienen lugar.

Todas pueden ser tratadas, o al menos escuchadas, desde la terapia. El cuerpo nos habla y, si se le da voz (una técnica expresiva de identificación), podemos saber cuál es el problema de fondo que se manifiesta. Hay veces que sólo con la toma de conciencia, los síntomas remitirán. En otros no, pero será más fácil el tratamiento y la recuperación o, en último caso, la aceptación.

No quiero decir con esto que trabajar el síntoma signifique buscar una eliminación del mismo; lo conveniente es entenderlo. Hay veces que suprimirlo sin más es peor que dejarlo seguir, ya que puede ser una válvula de desahogo que tiene el organismo (1). No se trata de luchar contra, sino de ir con.

Hay autores que nos hablan de la clara relación de determinadas enfermedades con estados o conflictos emocionales. Todos ellos son de la opinión (y cada vez son más los científicos y médicos que están de acuerdo) que no existe la distinción entre enfermedad física o psíquica.

El ser humano es un todo, resulta imposible separarlo en segmentos independientes desconectados entre sí. Cualquier alteración, cualquier pequeño contacto en un punto, repercute necesariamente en el resto del organismo.

Fijaos por ejemplo en  el uso de las placas de descarga. Vamos al dentista porque tenemos molestias en los maxilares y nos duele la boca, o es el mismo profesional el que nos dice que hay algo que no funciona, que hacemos demasiada fuerza y estamos desgastando las piezas dentales de tanto apretar.

Si hiciéramos un estudio, podríamos comprobar qué tienen en común todos estos individuos, y creo no equivocarme al aventurar que sería el estrés o, más propiamente, rabia contenida.

Sí, este es un ejemplo simple, un detalle, pero debería hacernos pensar: si la rabia no expresada hace que apriete los maxilares con tanta fuerza que poco a poco soy capaz de desgastar los dientes, ¿qué otras cosas soy capaz de hacer sin darme cuenta y qué repercusiones pueden tener?

Si los pensamientos obsesivos me mantienen despierto provocándome insomnio…

Si el miedo me descontrola los esfínteres provocándome descomposición…
Si un trauma puede hacerme perder la vista o la voz…
¿Qué es capaz de hacer el cerebro al cuerpo o al revés?

(1)Hay momentosde tantaansiedadytensión, que el cuerpobuscamaneras dedesahogarse, las fobiaso losataquesdeangustiaseríanformas desacar al exteriorel malestaracumulado.

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