Aunque seamos malditas.

 

Mi agradecimiento a Lia por hacerme llegar este libro.

Esta es la primera novela de Eugenia Rico que cae en mis manos. No conocía a estaMalditas autora; no es extraño, ya que llevaba unos años bastante volcada, nuevamente, en la ciencia ficción. Al igual que el resto de aspectos de mi vida, mis tendencias literarias son cíclicas y puedo estar años focalizada en un género determinado para luego, por azares del destino, dar una vuelta de tuerca y volcarme durante otro periodo de tiempo en un ámbito totalmente diferente.

Aunque seamos malditas relata la historia de dos mujeres, separadas cronológicamente por los siglos, unidas por la sangre, la adversidad y finalmente por la redención. Va de brujas, va de mujeres, va de patriarcado, de dependencia, de miedo y de superación.

Vuelvo a reencontrar en este libro ese concepto sobre el que también escribía Polly Young-Eisendrath en La mujer y el deseo sobre la sutil diferencia que separa el que la mujer sea considerada musa o santa o bien arpía o bruja:

“La furcia es la musa metamorfoseada en la vieja arpía.(…) Si se inmiscuye en el poder masculino de algún modo que interfiera en las reglas del juego ordinarias —tal como el patriarcado las ha establecido para proteger el poder masculino—se convierte entonces en una bruja monstruosa”.

Por su parte, Eugenia Rico nos dice:

“Los cazadores de brujas eran seres diabólicos. Como ocurre a menudo con los perseguidores, encarnaban todo lo que decían perseguir y se valían de la mezquindad, de la envidia, de lo pequeño, oscuro y vil que atesora el alma humana. Murieron, sin duda, las mejores, las más sabias. Bruja en inglés es witch, que tiene la misma raíz que wise y que significa mujer sabia. Lucharon contra el saber en las mujeres, sobre todo el saber médico porque la sabiduría es el poder”.

En este libro aparecen muchos de los conceptos o aspectos que trabajamos constantemente en un proceso de crecimiento personal, esos que cuanto más reconocemos y aceptamos en nosotros nos permiten avanzar de forma más sana y satisfactoria.

Nos habla de la proyección, ese rechazo sobre los aspectos de mí mismo que adjudico a otro. Un claro ejemplo sería esta cita anterior del libro de Rico, donde los llamados salvadores, los que decían librar a la humanidad de las brujas y demonios, eran en realidad los que personalizaban esas características contra las que supuestamente luchaban.

La confluencia, que es cuando no existe la diferenciación con el otro. En el libro es esa marea que arrastra a todos en una dirección de opinión aunque por separado quizás nunca se hubiesen inclinado hacia esa orientación. Los conciudadanos, los vecinos, incluso los amigos que se alzan contra una, el pueblo que quemaba a las brujas y acababa disfrutando con ello. Y más recientemente la televisión: “… es la gran cotilla de este mundo sin cotillas”.

La dependencia, ese aferrarnos a algo aunque sea nefasto y nocivo por el simple hecho de no saber sostener la herida que nos afecta. O por creer (introyecto: creencia que nos hemos tragado y hacemos nuestra sin digerir, sin analizar) que eso es a lo único que podemos aspirar. O aceptando lo sórdido como premio y castigo por lo que somos. Una combinación de todo esto es lo que vive Ainur, una de las protagonistas.

Toda la obra emite, a mi entender, un cierto halo de transpersonalidad, ese contactar sutil, imperceptible al principio y, conforme va avanzando la novela, cada vez más patente y palpable entre ambas protagonistas, esa conexión atemporal que se establece entre ambas y las hace participar de sus respectivas vivencias. Ese pensamiento que embarga a una de ellas reflejando una idea compartida por muchos individuos sobre:

“El cielo y el infierno están aquí y ahora y nosotros los construimos y los destruimos con cada respiración, con cada beso, con cada patada, con cada orgasmo, con cada miedo. El miedo guarda la puerta del infierno y protege la puerta del cielo. Miedo a ser feliz, miedo a ser libre, miedo a ser yo”.

Este párrafo podría aplicarse perfectamente a un manual sobre psicoterapia. Trabajamos en las sesiones de manera constante con este aquí y ahora, el único que nos permite vivir enteramente nuestra vida, la única vivencia real y plena. El miedo, esa futurización o recuerdo, que nos arrastra inexorablemente a vivenciar negativamente algo que ni siquiera sabemos si sucederá y aun así es tan real en nuestra imaginación que nos impide ver lo obvio: que no está ocurriendo. El infierno es este miedo que nos coge por los bajos y tira con fuerza, obstruyendo el paso del aire, contrayendo el cuerpo, cerrándonos a todo. Y del cielo, esa sensación de bienestar que ocurre cuando somos capaces de sentir lo bueno que cada momento nos aporta, respirando, abiertos a lo que hay.

Nos habla también del tema tan controvertido de la toma de sustancias. Por un lado, cómo la influencia de un trabajo con Ayahuasca consigue que uno de los personajes revierta su camino. Por el otro, cómo Selene, la llamada bruja o santa según quien hable y según el momento, se ayuda de ellas para hacer su muerte en la hoguera más llevadera y espiritual. Y cómo esa misma sustancia aúna a la marabunta que nuevamente, a través de los siglos, quiere hacer lo mismo con su descendiente Ainur, consiguiendo que revierta su confluencia asesina en capacidad orgiástica, al tiempo que esa sed de mal al antagonista de la obra le hace enloquecer.

Me ha gustado el libro, por él mismo y por todo en lo que me ha hecho reflexionar.

Para terminar, me gustaría añadir este párrafo (también la imagen) extraído de una página de Facebook del blog Luna Lunar Roja ( editado el 12 de agosto):

mujeres y brujas“Me gustó esta imagen porque es el mensaje perfecto de la liberación de nuestra mujer mística, nuestra mujer salvaje, nuestra mujer que expresa con todo el sentimiento sincero de ser alquimista de tener poderes de alta intuición y Psíquicos, ya no más podemos ocultar eso que somos, mujeres sanadoras del alma del corazón y me siento plena de ser la mujer que soy, danzando esta vida mística, conectada a la divinidad del padre y la madre, de la Diosa y de Dios en la armonía de la sagrada divinidad masculina y femenina; ya es hora de esa reconciliación de las energías del Sol y la Luna del Masculino y Femenino del patriarcado y el matriarcado para ser La Unidad”.

Si tienes alguna duda o quieres tratar algún tema en concreto no dudes en contactar conmigo por teléfono o correo electrónico.

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